Las estadísticas lo dejan claro: ya casi no se hacen huelgas, cada vez
participan en ellas menos trabajadores y las jornadas de huelga son cada
vez menos. La huelga, una de las tradicionales herramientas de los
trabajadores para reivindicar sus derechos, está en declive. Y eso a
pesar de lo prolongado e intenso de la actual crisis, a pesar de las
agresiones del gobierno contra nuestros derechos, de la pobreza y del
paro. Lo cierto es que desde 2003 reina en España una extraña “paz
social”. No sé si es que el capitalismo funciona en realidad mejor de lo
que pensamos y la gente está contenta, o si se debe al descrédito
sindical o si es un problema de alienación. Sí sé que limitarse a votar
cada cuatro años sirve para poco.
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