domingo, 16 de octubre de 2022

 En abril de este año, el profesor Josh Bivens, del Economic Policy Institute, publicó una investigación explicando cómo salarios y beneficios contribuyen muy desigualmente a la inflación en la economía estadounidense: los salarios sólo explican el 8% de la inflación, los beneficios el 54% y otros costes (amortizaciones, impuestos netos...) el 38% restante. He replicado el análisis para el conjunto de la economía española y los resultados son análogos: en nuestro país los costes salariales sólo explican el 8´8% del incremento de precios y los beneficios el 57´2%. Los impuestos netos y otros costes explican el 34% restante. En otras palabras: hay inflación de beneficios, no inflación salarial. Y entonces es lógico preguntarse: si los salarios son responsables sólo de una pequeña fracción de impulso inflacionista ¿es lícito cargar sobre los trabajadores el peso del ajuste pidiéndoles que renuncien a incrementos salariales para compensarles de la inflación? ¿No es más lógico pedir a las empresas que reduzcan sus márgenes puesto que son ellas las que están alimentando la inflación?




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