Según la “Encuesta Trimestral de Coste Laboral” (INE) sólo
un 5´1% de las empresas españolas aduce como razón para no contratar trabajadores
el “elevado coste de contratación”; para la inmensa mayoría de ellas, el 92´9%,
la razón es que “no se necesita ningún trabajador” adicional en la plantilla.
Eso demuestra que no son los “elevados” salarios los causantes de los
vergonzosos niveles de desempleo que sufrimos, y que una nueva reforma laboral
que precarice aún más el mercado de trabajo sólo servirá para enriquecer a los
capitalistas y aumentar el grado de sufrimiento de los trabajadores, pero para
nada más. De hecho el año 2015 cerró con sólo 58.868 puestos de trabajo
vacantes en los sectores no agrícolas en toda España: sólo 1 puesto ofertado
por cada 81 parados. La alternativa (reformista) pasa por estimular la demanda
agregada para que las empresas aumenten el volumen de producción y generen
empleo. Pero para eso habría que superar graves obstáculos, el principal de los
cuales es nuestra pertenencia al euro, que impide al Sector Público poner en
marcha políticas keynesianas y que nos resta mercados exteriores a causa de
nuestro tipo de cambio fijo. De la mano del euro sólo cabe esperar políticas de
austeridad, ya sea de gobiernos de izquierdas o de derechas, de Tsipras o Rajoy.
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