domingo, 27 de noviembre de 2022

España y el fracaso en la estrategia contra la inflación.

Al contrario de lo que sucedió durante los Pactos de la Moncloa (octubre de 1977), el gobierno de España ha preferido combatir los "efectos sociales" del brote inflacionista iniciado a mediados de 2021 más que sus "causas económicas". Aunque algunos colectivos sociales se han visto parcialmente beneficiados por dichas medidas, el fracaso es patente y a la postre puede salir muy caro: como se aprecia en el gráfico adjunto, la tasa de inflación es muy similar tanto si se tienen en cuenta las reducciones de impuestos (por ejemplo sobre el consumo eléctrico) y las subvenciones (a los combustibles, al transporte...) como si no. La inflación interanual en octubre teniendo en cuenta la medidas del gobierno solo difiere en 0´9% de la inflación que habría tenido lugar sin intervención gubernamental. Una victoria pírrica. Eso es así porque subvencionar a los colectivos perjudicados por la inflación solo sirve para facilitar que el dinero fluya desde el erario público hacia las empresas que se resisten a recortar sus márgenes, especialmente los oligopolios y, con esos no quiere enfrentarse el gobierno. Pero aún queda lo peor: conocer la factura fiscal de tanta ayuda social, su impacto en la abultada deuda pública y el consecuente ajuste presupuestario (austeridad). El FMI ya ha avisado de que se requiere un ajuste de 6.500 millones.



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