El presidente de la Comunidad Autónoma ha vuelto a enarbolar la bandera
del “agro – patriotismo”: sostiene que a pesar de la sequía sólo
recurrirá al agua desalada si no hay agua para trasvasar. En Castilla La
Mancha no están sobrados de agua y nosotros disponemos de cuatro
desalinizadoras listas para usar. Obviamente el agua del trasvase es
mucho más barata que la de las desalinizadoras: 9 céntimos frente a 55
céntimos el m3. ¿No pueden pagar los
agricultores ese precio? Pues depende: cuanto más grande es una
explotación, más rentable y mayor capacidad de hacer frente a los
costes. En Murcia el 2% de las explotaciones son tan grandes que
acumulan ellas solas el 39% de la superficie cultivable, y tienen cada
una extensión media de 232 hectáreas (325 veces el Camp Nou, cada una).
Son verdaderos terratenientes ¿No pueden pagar agua desalinizada a 55
céntimos? Sostengo que sí ¿Hemos de embarcarnos TODOS los murcianos en
una nueva “guerra del agua” que sólo beneficia a la Duquesa de Alba
local y genera votos para el PP? Desde luego que no.
lunes, 31 de agosto de 2015
Darwin, la Ciencia y la Codicia.
Si estás corrompido por la codicia no eres un científico. Así
la Economía no avanza. La Economía en una Ciencia sin científicos: desertaron
en busca de actividades más lucrativas. Darwin lo expresa con claridad
meridiana: "La codicia y el egoísmo producen en la inteligencia la ceguera
más absoluta". Diario del Viaje de un Naturalista alrededor del Mundo
(1836).
viernes, 21 de agosto de 2015
Los desempleados en España: cada vez más pobres.
La reciente intervención del gobernador del Banco de
España ante la Comisión de Presupuestos del Congreso sirvió para confirmar lo
que todos sabemos: que la tasa de paro continuará en niveles superiores al 20%
al menos durante 2015 y 2016. Y eso si la situación no se complica con la
recesión a la que parecen estar abocadas China y Japón. En cualquier caso, lo
que pretendía ser un mensaje de optimismo (“ya se le ve salida a la crisis”) es
en realidad un nuevo jarro de agua fría sobre las expectativas de la sociedad
española: son ya ocho largos años de crisis y la capacidad de aguante de las
familias españolas se ha deteriorado notablemente.
En estos ocho años de crisis los desempleados han
sufrido una considerable merma de su calidad de vida por culpa de un sistema de
protección social que cada vez protege a menos parados y con prestaciones cada
vez más pequeñas.
Se protege “a pocos” y se protege “con poco”: hoy sólo
42 de cada 100 parados percibe algún tipo de prestación/subsidio del SEPE
(antiguo INEM), y la cuantía media percibida es de 744 euros mensuales. Cuando explotó la burbuja inmobiliaria, año 2007,
estas cifras registraban valores notablemente superiores: de cada 100 parados
77 cobraba algún tipo de prestación y su importe medio era de 897 euros. En
otras palabras: desde que se inició la crisis el porcentaje de desempleados
protegidos se ha reducido en 35 puntos y su importe medio en un 17%. Si además
tenemos en cuenta la inflación, la prestación media se ha reducido en realidad
un 33% en este periodo.
¿A qué se debe este
intenso deterioro de la protección social que reciben los desempleados?
Básicamente nuestro sistema de protección está
integrado por dos tipos de rentas: prestaciones contributivas (cuyo origen
radica en el derecho adquirido por el trabajador por el hecho de haber cotizado
a la Seguridad Social) y prestaciones no contributivas (tienen un origen
“solidario” o “asistencial”).
Para evitar que la protección social sea un
desincentivo a la aceptación de ofertas de trabajo, tiene un carácter limitado
en el tiempo, cumplido el cual la prestación se agota y el desempleado tiene
que acogerse a una ayuda de menor cuantía o simplemente queda en situación de
desprotección. Así, la “prestación por desempleo” tiene una duración máxima de
720 días al cabo de los cuales se extingue y el desempleado puede acogerse, solo
si reúne las condiciones establecidas por el Gobierno, al “subsidio de
desempleo” con una duración que varía según las citadas condiciones.
Actualmente la “prestación por desempleo” tiene una cuantía equivalente al 70%
de la cuantía cotizada durante los 6 primeros meses de disfrute y del 50% en
los restantes, con un importe máximo mensual equivalente al 225% del IPREM[1], es
decir 1.198 €. Por su parte, el
“subsidio de desempleo” tiene un importe de 426 € mensuales.
El mero transcurso del tiempo aboca al trabajador
desempleado a unos ingresos cada vez menores e incluso nulos, al pasar de las
prestaciones contributivas a otras de menor cuantía (las no contributivas) e
incluso a ninguna.
El Ministerio de Trabajo difunde mensualmente datos
oficiales sobre la proporción de desempleados que recibe algún tipo de ayuda
del SEPE: es lo que se denomina “tasa de cobertura”. Sin embargo estos datos
oficiales están sobrevalorados y exageran el grado de protección social. Ello
se debe a que para su cálculo el Ministerio de Trabajo compara el número de
“beneficiarios” de subsidios y prestaciones con el número de “desempleados
registrados” en el SEPE. Es decir: no tiene en cuenta toda la población
susceptible de ser protegida (todos los desempleados) sino solo aquella que
reúne determinados requisitos jurídicos. Concretamente excluye a la población
desempleada sin empleo anterior ya que no puede haber cotizado (estudiantes o
amas de casa que se incorporan al mercado de trabajo), así como a los
desempleados no registrados como demandantes de empleo en el SEPE.
Como es sabido, el “desempleo registrado” por el SEPE es
un indicador sesgado a la baja del verdadero volumen de desempleo, que se mide
mediante la EPA: muchos trabajadores desempleados desisten de registrarse en el
SEPE como demandantes o, una vez inscritos, no realizan los trámites necesarios
para continuar registrados. Actualmente los datos de la EPA indican la existencia de
5.149.000 desempleados[2],
mientras que el SEPE arroja un total de 4.026.276 desempleados[3], es
decir una diferencia de 1.122.724 personas (un 21´8% menos). Lo correcto es
comparar el número de “beneficiarios” con el total de parados estimado por la
EPA. A veces se nos olvida lo obvio: que un trabajador desempleado no reúna los
requisitos jurídicos para acceder a una prestación no quiere decir que no la
necesite. Así según la “tasa de cobertura” oficial en la actualidad el nivel de
protección sería del 55´7%, mientras que el cálculo correcto arroja un 42% como
hemos indicado la comienzo.
Por lo que respecta a la evolución de la cuantía de las
ayudas que paga el SEPE a los desempleados, ha de tenerse en cuenta que la
regla general del sistema supone que la cuantía percibida por el desempleado se
reduce progresivamente conforme pasa el tiempo, llegando por supuesto a
agotarse. Además, las prestaciones de naturaleza “contributiva” son de cuantía
superior que las “no contributivas”: si la situación de desempleo se alarga en
el tiempo el trabajador percibirá prestaciones cada vez menores e incluso cero.
En 2009 la prestación media registró su valor máximo:
978 euros al mes. De hecho entre 1999 y 2009 la prestación media se incrementó
debido a dos factores: a) la evolución pro – cíclica de los salarios (la fase
expansiva del ciclo se tradujo en cotizaciones crecientes a la Seguridad Social);
y b) la creciente proporción de beneficiarios de prestaciones contributivas
frente a no contributivas, puesto que se trataba de desempleados que habían
acumulado suficientes meses de cotización durante el “boom inmobiliario”.
A partir de 2009 los desempleados comienzan a agotar sus
prestaciones contributivas mientras se suman nuevos desempleados que no han
conseguido un primer empleo o al menos no de la duración suficiente[4]. El
número de beneficiarios de prestaciones no contributivas crece rápidamente y
actualmente supone ya un 63´8% del total, mientras que en 2009 sólo constituían
el 39%.
Todo parece indicar que esta tendencia al
empobrecimiento de los desempleados, debida a la acción conjunta de una menor
tasa de cobertura y a prestaciones de importe menguante, continuará a lo largo
de 2015 y 2016. Tampoco parece que la esperada recuperación económica mejore
mucho las cosas: gracias a las sucesivas reformas laborales, que han debilitado
el poder de negociación de los trabajadores frente al capital, muchos
trabadores seguirán siendo pobres incluso si encuentran un empleo.
martes, 18 de agosto de 2015
Alemania, niña mimada del BCE.
Las
noticias relacionadas con el trato privilegiado que recibe el gobierno alemán
de manos de BCE no para de sorprenderme. En marzo de 2015, con mucho retraso,
el BCE puso en marcha un programa de compra de deuda pública en los mercados
secundarios: imprimir dinero para sostener la cotización de los bonos
nacionales y evitar que la prima de riesgo se dispare. Es lo que llamamos
“Quantitative Easing”: cuando el nerviosismo cunde en los mercados el BCE acude
con dinero fresco y compra bonos “de segunda mano” evitando que su cotización
caiga. Digo “con mucho retraso” porque la Reserva Federal estadounidense (FED)
ya la puso en marcha en 2009, al poco de iniciarse la crisis. Europa, instalada
en la absurda ortodoxia neoliberal, se ha estado “haciendo la sueca” durante
este tiempo, un precioso tiempo perdido. Pero además lo hemos hecho mal, tanto
por su importe como por los destinatarios elegidos. La FED ha movilizado ya un
total de 3´1 billones de euros; el BCE sólo 0´25 billones. Pero lo más grave es
que Alemania es la que se lleva la mayor tajada: el BCE lleva gastado 58.307
millones de euros (el 26% del programa) ¡en bonos alemanes! Durante las
turbulencias de julio asociadas al referéndum griego Alemania volvió a ser la
primera receptora de esta ayuda del BCE, que compró 11.975 millones de euros en
bonos alemanes. Eso da mucho que pensar: si la economía alemana está tan
saneada ¿qué necesidad tiene de ese apoyo multimillonario por parte del BCE? Y
si el BCE invierte en bonos alemanes ¿qué queda para los países acosados por
los especuladores? Un detalle: la inversión del BCE en bonos de Grecia es
exactamente 0 euros. No es de extrañar que la crisis esté durando tanto: se lo
debemos al apego a la ortodoxia y al comportamiento dictatorial del BCE.
sábado, 1 de agosto de 2015
Lo que cobran los profesores en España.
"¡Cuánto cobran los maestros!"... un mito en descomposición.
¡Cuántas veces hemos tenido que aguantar comentarios como esos! Como si fueramos "trabajadores de lujo, privilegiados ". Comentarios cada vez más falsos tal y como indican las estadísticas. La creciente precarización que sufrimos los trabajadores de la "Educación" tiene su reflejo también a nivel salarial. Atendiendo al coste bruto por ramas de actividad, los trabajadores de "Educación" estamos por debajo de la media en remuneraciones: cobramos de media un 9´5% menos que en otras ramas de actividad.De las 18 ramas en las que el INE clasifica las actividades económicas, los profesores estamos en cuanto a retribución el nivel 12... y bajando.
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