Con Rajoy o sin Rajoy parece que se avecina un nuevo recorte
del sistema de pensiones. Somos rehenes del discurso “vivimos por encima de
nuestra posibilidades” o “cada vez vivimos más y trabajamos menos”, y en
consecuencia “no hay dinero para pagar las pensiones”. Error…como todas las verdades
a medias. ¿Para qué quiere su paga un pensionista? Para comprar bienes y
servicios (pan, medicamentos, corbatas de seda, etc…). Por tanto lo que
necesitamos no es exactamente más dinero, sino producir más bienes y servicios.
Y España puede hacerlo: disponemos de recursos suficientes para producir mucos
más bienes y servicios de los que actualmente producimos; disponemos de mucha
mano de obra ociosa y fábricas operando muy por debajo de su capacidad. Según
Eurostat sólo en 2015 nuestro PIB se situó 41.000 millones de euros por debajo
de nuestro nivel potencial, y desde que se inició la crisis hemos generado un
PIB inferior en 439.000 millones al que podríamos haber conseguido con nuestros
recursos actualmente desocupados ¿Qué falló?: el euro y las políticas de
austeridad. ¿Por qué? Porque necesitamos políticas expansivas y necesitamos
imprimir nuestro propio dinero en la cantidad adecuada para que aumente la
demanda de bienes. Podemos hacerlo siempre que no superemos ese “PIB
potencial”. Hay margen para que todos vivamos mejor si logramos escapar al
discurso fatalista de los neoliberales.
lunes, 22 de agosto de 2016
sábado, 20 de agosto de 2016
Por qué el Mar Menor nunca va a estar limpio.
Podemos plantear la cosa de otra manera: ¿quién está lo
suficientemente interesado en tener un Mar Menor limpio como para asumir
(su parte) del coste de limpiarlo...y mantenerlo limpio? Todos queremos
una laguna limpia pero pocos asumirán en público hasta qué punto, es
decir… a cuántos euros está dispuesto a renunciar (pagar una tasa, dejar
de explotar parcialmente un negocio…). La Administración podría hacer
lo que en Economía denominamos un
“Análisis Coste – Beneficio” (ACB) : identificar todas las categorías de
agentes implicadas en el disfrute (sea económico, sea recreativo, etc),
los beneficios (materiales e inmateriales) que obtienen de “usar” el
Mar Menor y todos los costes que ese disfrute genera. Y a partir de ahí
fijar un objetivo de restauración medioambiental: no hace falta que la
laguna quede Tan limpia como hace 100 años, quizá convenga fijar un
objetivo menos ambicioso. A partir de ahí queda lo difícil, lo
conflictivo: arbitrar un sistema de reparto de costes. Difícil. Porque
la Administración también tiene costes: los votos que pierde por
implementar la medida.
lunes, 15 de agosto de 2016
sábado, 13 de agosto de 2016
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