La crisis económica no sólo no ha acabado sino que en Murcia tiene una
mayor intensidad. Acaba de publicarse el dato de ejecuciones
hipotecarias de viviendas del 2º trimestre del año: 1.060 viviendas
frente a las 963 del mismo periodo del año anterior. Esto supone un
incremento del 10´1%, mientras que en el conjunto del país se ha
reducido en un -10´5%. Murcia no levanta cabeza.
viernes, 4 de septiembre de 2015
Aceite de oliva en España: sólo apto para ricos.
El precio del aceite de oliva en origen se ha incrementado un 54% en los
últimos 12 meses: de 2´56 a 3´95 €/Kg. Fabricantes y distribuidores
están trasladando la subida de precios a los consumidores. Ante ese
encarecimiento las familias, muy empobrecidas por la crisis, tienen que
restringir su compra: según los últimos datos el consumo de aceite de
oliva cayó un 12% en mayo. La causa del encarecimiento parece estar en
la mala cosecha así que los trabajadores del campo tampoco van a
beneficiarse de esos precios mayores: a menor cosecha se necesitan menos
jornaleros. Como siempre, ganan los terratenientes.
jueves, 3 de septiembre de 2015
Hiperinflación en Venezuela
La
crítica situación de la economía venezolana vuelve a ser noticia en los medios de
comunicación españoles estos días: el año 2014 cerró con una inflación del
68´5% y se especula con la posibilidad de que actualmente esté por encima del
200% anual.
En
este escenario dos acontecimientos han suscitado interés y controversia: en
primer lugar la desestimación por parte del Tribunal Supremo del “recurso de
abstención” interpuesto por la ONG “Transparencia Internacional” para forzar la
publicación de los datos oficiales de inflación y otros indicadores económicos,
publicación que el Banco Central de Venezuela (BCdV) viene desatendiendo
durante todo 2015 pese a ser el órgano competente para ello. En segundo lugar, la
iniciativa del presidente Nicolás Maduro decretando el “estado de excepción” en
diversos municipios limítrofes con la vecina Colombia para poner coto al
contrabando y a la inmigración ilegal.
El
denominador común de ambas medidas es la agudización de la crisis económica del
país a causa del derrumbe de los precios del petróleo que arrastra una caída de
un 61% desde junio del año pasado[1]. Como
ya indicamos en otra ocasión[2], la
merma de ingresos presupuestarios a causa de la contracción de las
exportaciones petroleras agudizaría los desequilibrios de la economía
venezolana abocándola a un programa de ajuste, so pena de perder el control
sobre la inflación.
En
medios oficialistas se sostiene que la elevada inflación está causada por la
“guerra económica” a la que está sometido el país: los grandes empresarios
quieren provocar la caída del gobierno creando escasez mediante la acaparación
de divisas y bienes de consumo, de modo que el malestar ciudadano se traduzca
en una derrota electoral de Maduro y sus aliados o en intentonas golpistas que
depongan al presidente constitucional. A ello hay que sumar la fuga de
capitales que ciertos empresarios promueven por mero afán de lucro y elusión
fiscal.
Siendo
cierta la actitud hostil de una parte significativa del empresariado, sería un
error hacer caso omiso de los desequilibrios que lastran la economía venezolana
desde hace décadas. Esos desequilibrios son terreno abonado para quienes con
intenciones políticas o crematísticas, generan escasez de bienes y divisas.
Pese
a los evidentes logros de la revolución bolivariana (reducción de la pobreza y
el desempleo, extensión de la enseñanza y la salud públicas…), hay que reconocer
que aun antes del derrumbe del precio del petróleo existía una serie de
desequilibrios que no se corrigió a tiempo. Unos de largo alcance, como es el
caso de la industrialización pendiente y diversificación de la estructura
productiva del país; otros más perentorios, como es la elevada inflación
crónica presente en el país incluso en los años de mayor renta petrolera[3].
Ciertamente
los adversarios del chavismo aprovechan esos desequilibrios para medrar
política y económicamente; y probablemente sea oportuno calificar de “guerra
económica” a esa estrategia. Pero lo que no es razonable es tratar de superar
la situación sin estabilizar la economía con los instrumentos de política
económica que el Estado tiene a su alcance.
En
ese sentido reconocer los desequilibrios y ofrecer información veraz y
pertinente a la ciudadanía hará más eficaz la acción de gobierno.
Históricamente se ha demostrado que la ocultación y la distorsión de
información estadística es contraproducente: en Grecia, sin ir más lejos, aún
están pagando y muy caro la falsificación de la contabilidad nacional llevada a
cabo en la década del 2000 para facilitar el ingreso en la “zona euro”.
Ocultar
información estadística lejos de abatir la inflación da alas a la especulación:
los ciudadanos creerán que la evolución de los precios es peor de lo que se afirma
en medios oficiales, se recurrirá a fuentes de información alternativas que
pueden ofrecer datos sesgados e incurrirán en prácticas indeseables de
acaparación de bienes y divisas para protegerse de un incierto escenario futuro.
Son las denominadas “expectativas autocumplidas” y no conviene alimentarlas: al
creer que la inflación se está acelerando…acabará acelerándose.
Si
bien es cierto que los mecanismos administrativos y policiales (controles de precios,
racionamientos, persecución de actividades ilícitas,…) son necesarios, éstos
tienen una eficacia limitada y no es lógico que la lucha contra la inflación
descanse exclusivamente en ellos. El Estado no dispone (ni en Venezuela ni en
España…) de información completa sobre transacciones económicas, bien porque
las estadísticas son costosas y deficientes, bien porque (lógicamente) los
delincuentes se esfuerzan por evitar que el alcance de sus actividades sea
conocido por el Estado. Si a esto unimos la existencia de cierto grado de corrupción
entre los funcionarios públicos (corrupción a la que ningún país es ajeno) se
comprenderá la dificultad de los poderes públicos para manejar un sistema
plenamente eficaz de controles administrativos.
Dicho
esto, lo que más extraña al observador especializado es la ausencia de un plan
concreto, bien definido, acotado en el tiempo, para poner fin a la hiperinflación
y estabilizar la economía en un plazo de tiempo razonable. Es cierto que en
estos años se han tomado numerosas medidas para hacer frente al problema (control
de cambios, reconversión monetaria, creación del SICAD y del SIMADI, la Ley de
Precios Justos…), pero adolecen de la integralidad que cabe esperar de un plan
de este tipo.
Venezuela
necesita un plan de estabilización antes de que la hiperinflación siga socavando
el bienestar de los ciudadanos y, por ende, el apoyo de estos a la revolución
bolivariana.
Ciertamente
los planes de estabilización tienen muy mala fama entre políticos y sindicalistas
de izquierda porque históricamente han reducido la inflación con un elevado
coste social (desempleo, extensión de la pobreza, pérdida de derechos sociales)
y también en términos de derechos humanos: golpismo, detenciones arbitrarias,
torturas, asesinatos…. son ingredientes que tradicionalmente han acompañado al
menú estabilizador. Venezuela ya experimento esa tragedia en el “sacudón” de
1989.
Pero
existen alternativas: tradicionalmente los planes de estabilización han sido
diseñados por especialistas de del FMI, Universidades norteamericanas y bancos
de inversión firmemente vinculados a los intereses del capital financiero. Han
sido planes basados en la tríada “privatización – desregulación – desprotección
social” de Milton Friedman y sus acólitos. A estas alturas es de común
conocimiento que en el caso venezolano es la especulación y la fuga de
capitales lo que alimenta la escalada de precios…no el excesivo consumo de pan
o arroz; ni los salarios reales ni el incipiente Estado de Bienestar venezolano
son causa de la escalada inflacionaria.
Por
ello, es necesario complementar tanto por la vía de la política monetaria como
por la vía de la política tributaria, las medidas administrativas y policiales mediante
el endurecimiento de las condiciones de acceso de los especuladores a los recursos
financieros que emplean en especular contra el bolívar,
La
política monetaria ha de jugar un papel clave si se quiere atajar la
hiperinflación. La laxitud de la política monetaria es uno de los desequilibrios
básicos a los que aún no se ha hecho frente de forma decidida. La oferta monetaria
(M2) crece por encima del 60% interanual desde comienzos de año (ha llegado al
83´8% en junio) y los tipos de interés reales son negativos. Se trata de un
escenario insostenible: con unas reservas de menos de 17.000 millones de
dólares en manos del BCdV, al tipo de cambio actual (6´3 Bf/$) hay 25 veces más
dinero en circulación del que puede respaldarse con dólares. Es cierto que
desde 2004 ha
habido cuatro devaluaciones que no han supuesto la solución definitiva al
problema inflacionario, pero el tipo actual ha de ser corregido (si bien su
valor actual está más próximo al de equilibrio que el que se maneja en el
mercado negro).
Endurecer
la política monetaria no es monetarismo: los monetaristas sólo creen que la estabilización
monetaria como condición previa para que el libre funcionamiento del mercado,
sin regulaciones, sin protección a los trabajadores, sin empresas públicas y
sin intervención estatal que asigne los recursos disponibles. Pero en los
países en vías de desarrollo eso sólo ha servido para perpetuar monocultivos y
dependencia. El endurecimiento de la política monetaria debe entenderse como un
mecanismo para encarecer el acceso de las grandes empresas a la financiación barata
que luego emplean en especular contra el bolívar, sólo eso: el desarrollo del
país depende de otras políticas gubernamentales activas que no pasan ni por la desprotección
de los trabajadores ni las privatizaciones. Tampoco ha de hacerse indiscriminadamente:
no tiene por qué elevarse los tipos de interés con carácter universal.
La
política tributaria también debe constituir un buen punto de apoyo en un plan
de estabilización: elevando la presión y la progresividad fiscales se puede
drenar buena parte de los recursos que los especuladores utilizan contra el
bolívar. Recordemos que Venezuela es según la OCDE el país con la menor presión
fiscal de América Latina.
La
tarea es urgente: la paciencia de los electores es limitada y sólo sobre la
base de una economía estabilizada pueden emprenderse tareas de mayor alcance,
como la diversificación productiva del país.
[1] El petróleo Brent alcanzó en junio de 2014 una
cotización de 114´81 $/barril. Actualmente cotiza a unos 44 $/barril y se
esperan nuevas caídas de precios.
[2] “¿Es inevitable la escasez en Venezuela?”, blog Econonuestra/Público,
12 de abril de 2015.
[3] En
los últimos 10 años la inflación nunca ha bajado del 10% y su valor medio ha
sido del 28% anual.
martes, 1 de septiembre de 2015
La posibilidad de contradecirse...
“Quizá
la más rotunda confirmación de la libertad del hombre es la posibilidad
de contradecirse, como la más visible demostración de la propiedad de
una cosa es destruirla. Una mudanza de opinión por convencimiento, por
acopio de nuevos datos, o por un cambio de actitud ante los hechos la
considero no solo honrosa sino elogiable. Lo contrario sería un traición
a lo que de mejor tiene el hombre: su capacidad de curiosidad, de
enriquecimiento, de evolución”. Antonio GALA (1981).
Un escritor no ha de justificarse por lo que escribe
"Un
escritor no ha de justificarse por lo que escribe. Bastante cruz es ya
soportar su destino como para tener que andar dando explicaciones de
cómo lo cumple". Antonio GALA (1983).
lunes, 31 de agosto de 2015
Agua barata para terratenientes en Murcia
El presidente de la Comunidad Autónoma ha vuelto a enarbolar la bandera
del “agro – patriotismo”: sostiene que a pesar de la sequía sólo
recurrirá al agua desalada si no hay agua para trasvasar. En Castilla La
Mancha no están sobrados de agua y nosotros disponemos de cuatro
desalinizadoras listas para usar. Obviamente el agua del trasvase es
mucho más barata que la de las desalinizadoras: 9 céntimos frente a 55
céntimos el m3. ¿No pueden pagar los
agricultores ese precio? Pues depende: cuanto más grande es una
explotación, más rentable y mayor capacidad de hacer frente a los
costes. En Murcia el 2% de las explotaciones son tan grandes que
acumulan ellas solas el 39% de la superficie cultivable, y tienen cada
una extensión media de 232 hectáreas (325 veces el Camp Nou, cada una).
Son verdaderos terratenientes ¿No pueden pagar agua desalinizada a 55
céntimos? Sostengo que sí ¿Hemos de embarcarnos TODOS los murcianos en
una nueva “guerra del agua” que sólo beneficia a la Duquesa de Alba
local y genera votos para el PP? Desde luego que no.
Darwin, la Ciencia y la Codicia.
Si estás corrompido por la codicia no eres un científico. Así
la Economía no avanza. La Economía en una Ciencia sin científicos: desertaron
en busca de actividades más lucrativas. Darwin lo expresa con claridad
meridiana: "La codicia y el egoísmo producen en la inteligencia la ceguera
más absoluta". Diario del Viaje de un Naturalista alrededor del Mundo
(1836).
viernes, 21 de agosto de 2015
Los desempleados en España: cada vez más pobres.
La reciente intervención del gobernador del Banco de
España ante la Comisión de Presupuestos del Congreso sirvió para confirmar lo
que todos sabemos: que la tasa de paro continuará en niveles superiores al 20%
al menos durante 2015 y 2016. Y eso si la situación no se complica con la
recesión a la que parecen estar abocadas China y Japón. En cualquier caso, lo
que pretendía ser un mensaje de optimismo (“ya se le ve salida a la crisis”) es
en realidad un nuevo jarro de agua fría sobre las expectativas de la sociedad
española: son ya ocho largos años de crisis y la capacidad de aguante de las
familias españolas se ha deteriorado notablemente.
En estos ocho años de crisis los desempleados han
sufrido una considerable merma de su calidad de vida por culpa de un sistema de
protección social que cada vez protege a menos parados y con prestaciones cada
vez más pequeñas.
Se protege “a pocos” y se protege “con poco”: hoy sólo
42 de cada 100 parados percibe algún tipo de prestación/subsidio del SEPE
(antiguo INEM), y la cuantía media percibida es de 744 euros mensuales. Cuando explotó la burbuja inmobiliaria, año 2007,
estas cifras registraban valores notablemente superiores: de cada 100 parados
77 cobraba algún tipo de prestación y su importe medio era de 897 euros. En
otras palabras: desde que se inició la crisis el porcentaje de desempleados
protegidos se ha reducido en 35 puntos y su importe medio en un 17%. Si además
tenemos en cuenta la inflación, la prestación media se ha reducido en realidad
un 33% en este periodo.
¿A qué se debe este
intenso deterioro de la protección social que reciben los desempleados?
Básicamente nuestro sistema de protección está
integrado por dos tipos de rentas: prestaciones contributivas (cuyo origen
radica en el derecho adquirido por el trabajador por el hecho de haber cotizado
a la Seguridad Social) y prestaciones no contributivas (tienen un origen
“solidario” o “asistencial”).
Para evitar que la protección social sea un
desincentivo a la aceptación de ofertas de trabajo, tiene un carácter limitado
en el tiempo, cumplido el cual la prestación se agota y el desempleado tiene
que acogerse a una ayuda de menor cuantía o simplemente queda en situación de
desprotección. Así, la “prestación por desempleo” tiene una duración máxima de
720 días al cabo de los cuales se extingue y el desempleado puede acogerse, solo
si reúne las condiciones establecidas por el Gobierno, al “subsidio de
desempleo” con una duración que varía según las citadas condiciones.
Actualmente la “prestación por desempleo” tiene una cuantía equivalente al 70%
de la cuantía cotizada durante los 6 primeros meses de disfrute y del 50% en
los restantes, con un importe máximo mensual equivalente al 225% del IPREM[1], es
decir 1.198 €. Por su parte, el
“subsidio de desempleo” tiene un importe de 426 € mensuales.
El mero transcurso del tiempo aboca al trabajador
desempleado a unos ingresos cada vez menores e incluso nulos, al pasar de las
prestaciones contributivas a otras de menor cuantía (las no contributivas) e
incluso a ninguna.
El Ministerio de Trabajo difunde mensualmente datos
oficiales sobre la proporción de desempleados que recibe algún tipo de ayuda
del SEPE: es lo que se denomina “tasa de cobertura”. Sin embargo estos datos
oficiales están sobrevalorados y exageran el grado de protección social. Ello
se debe a que para su cálculo el Ministerio de Trabajo compara el número de
“beneficiarios” de subsidios y prestaciones con el número de “desempleados
registrados” en el SEPE. Es decir: no tiene en cuenta toda la población
susceptible de ser protegida (todos los desempleados) sino solo aquella que
reúne determinados requisitos jurídicos. Concretamente excluye a la población
desempleada sin empleo anterior ya que no puede haber cotizado (estudiantes o
amas de casa que se incorporan al mercado de trabajo), así como a los
desempleados no registrados como demandantes de empleo en el SEPE.
Como es sabido, el “desempleo registrado” por el SEPE es
un indicador sesgado a la baja del verdadero volumen de desempleo, que se mide
mediante la EPA: muchos trabajadores desempleados desisten de registrarse en el
SEPE como demandantes o, una vez inscritos, no realizan los trámites necesarios
para continuar registrados. Actualmente los datos de la EPA indican la existencia de
5.149.000 desempleados[2],
mientras que el SEPE arroja un total de 4.026.276 desempleados[3], es
decir una diferencia de 1.122.724 personas (un 21´8% menos). Lo correcto es
comparar el número de “beneficiarios” con el total de parados estimado por la
EPA. A veces se nos olvida lo obvio: que un trabajador desempleado no reúna los
requisitos jurídicos para acceder a una prestación no quiere decir que no la
necesite. Así según la “tasa de cobertura” oficial en la actualidad el nivel de
protección sería del 55´7%, mientras que el cálculo correcto arroja un 42% como
hemos indicado la comienzo.
Por lo que respecta a la evolución de la cuantía de las
ayudas que paga el SEPE a los desempleados, ha de tenerse en cuenta que la
regla general del sistema supone que la cuantía percibida por el desempleado se
reduce progresivamente conforme pasa el tiempo, llegando por supuesto a
agotarse. Además, las prestaciones de naturaleza “contributiva” son de cuantía
superior que las “no contributivas”: si la situación de desempleo se alarga en
el tiempo el trabajador percibirá prestaciones cada vez menores e incluso cero.
En 2009 la prestación media registró su valor máximo:
978 euros al mes. De hecho entre 1999 y 2009 la prestación media se incrementó
debido a dos factores: a) la evolución pro – cíclica de los salarios (la fase
expansiva del ciclo se tradujo en cotizaciones crecientes a la Seguridad Social);
y b) la creciente proporción de beneficiarios de prestaciones contributivas
frente a no contributivas, puesto que se trataba de desempleados que habían
acumulado suficientes meses de cotización durante el “boom inmobiliario”.
A partir de 2009 los desempleados comienzan a agotar sus
prestaciones contributivas mientras se suman nuevos desempleados que no han
conseguido un primer empleo o al menos no de la duración suficiente[4]. El
número de beneficiarios de prestaciones no contributivas crece rápidamente y
actualmente supone ya un 63´8% del total, mientras que en 2009 sólo constituían
el 39%.
Todo parece indicar que esta tendencia al
empobrecimiento de los desempleados, debida a la acción conjunta de una menor
tasa de cobertura y a prestaciones de importe menguante, continuará a lo largo
de 2015 y 2016. Tampoco parece que la esperada recuperación económica mejore
mucho las cosas: gracias a las sucesivas reformas laborales, que han debilitado
el poder de negociación de los trabajadores frente al capital, muchos
trabadores seguirán siendo pobres incluso si encuentran un empleo.
martes, 18 de agosto de 2015
Alemania, niña mimada del BCE.
Las
noticias relacionadas con el trato privilegiado que recibe el gobierno alemán
de manos de BCE no para de sorprenderme. En marzo de 2015, con mucho retraso,
el BCE puso en marcha un programa de compra de deuda pública en los mercados
secundarios: imprimir dinero para sostener la cotización de los bonos
nacionales y evitar que la prima de riesgo se dispare. Es lo que llamamos
“Quantitative Easing”: cuando el nerviosismo cunde en los mercados el BCE acude
con dinero fresco y compra bonos “de segunda mano” evitando que su cotización
caiga. Digo “con mucho retraso” porque la Reserva Federal estadounidense (FED)
ya la puso en marcha en 2009, al poco de iniciarse la crisis. Europa, instalada
en la absurda ortodoxia neoliberal, se ha estado “haciendo la sueca” durante
este tiempo, un precioso tiempo perdido. Pero además lo hemos hecho mal, tanto
por su importe como por los destinatarios elegidos. La FED ha movilizado ya un
total de 3´1 billones de euros; el BCE sólo 0´25 billones. Pero lo más grave es
que Alemania es la que se lleva la mayor tajada: el BCE lleva gastado 58.307
millones de euros (el 26% del programa) ¡en bonos alemanes! Durante las
turbulencias de julio asociadas al referéndum griego Alemania volvió a ser la
primera receptora de esta ayuda del BCE, que compró 11.975 millones de euros en
bonos alemanes. Eso da mucho que pensar: si la economía alemana está tan
saneada ¿qué necesidad tiene de ese apoyo multimillonario por parte del BCE? Y
si el BCE invierte en bonos alemanes ¿qué queda para los países acosados por
los especuladores? Un detalle: la inversión del BCE en bonos de Grecia es
exactamente 0 euros. No es de extrañar que la crisis esté durando tanto: se lo
debemos al apego a la ortodoxia y al comportamiento dictatorial del BCE.
sábado, 1 de agosto de 2015
Lo que cobran los profesores en España.
"¡Cuánto cobran los maestros!"... un mito en descomposición.
¡Cuántas veces hemos tenido que aguantar comentarios como esos! Como si fueramos "trabajadores de lujo, privilegiados ". Comentarios cada vez más falsos tal y como indican las estadísticas. La creciente precarización que sufrimos los trabajadores de la "Educación" tiene su reflejo también a nivel salarial. Atendiendo al coste bruto por ramas de actividad, los trabajadores de "Educación" estamos por debajo de la media en remuneraciones: cobramos de media un 9´5% menos que en otras ramas de actividad.De las 18 ramas en las que el INE clasifica las actividades económicas, los profesores estamos en cuanto a retribución el nivel 12... y bajando.
martes, 28 de julio de 2015
Desempleo en España y YIHAD ISLÁMICA
Cada
vez que produce una matanza en Túnez, o en Egipto o en Siria, el PIB
español aumenta. Así de sencillo. La inseguridad creciente en nuestros
competidores del Mediterráneo hace que muchos turistas opten por España
como destino turístico. Los datos cantan: 29´2 millones de turistas
extranjeros visitaron España en el primer semestre, un 4´2% más que el
año pasado. Por esa razón los datos de
la EPA publicados hoy han sido positivos: se han creado 513.500 puestos
de trabajo en el último año. Casi todos relacionados con el turismo: no
tiene nada que ver con las reformas de Rajoy, que más bien están
retrasando la recuperación. Eso sí, trabajos muy mal pagados y muy
precarios: mucho sufrimiento detrás de cada euro ganado. No es un modelo
con futuro: estos puestos de trabajo dependen del sufrimiento de
millones de personas en el Mediterráneo.
jueves, 23 de julio de 2015
Balanzas fiscales: una peligrosa estupidez estadística.
Se acaban de publicar las balanzas fiscales autonómicas de 2012. Teóricamente estas balanzas nos informan de cuántos recursos recibe del Estado cada comunidad autónoma y cuánto aporta. Así, teóricamente, cuando se dice que una comunidad es deficitaria (como Madrid o Cataluña) se afirma que sus ciudadanos aportan al Estado (vía impuestos) más de lo que reciben de él. Pero es falso, tan falso como cuando se dice que ese déficit es en Madrid el doble que en Cataluña... o sea, que los catalanes no son tan "solidarios o esforzados" como los madrileños. Tales afirmaciones son falsas porque las balanzas fiscales están mal confeccionadas. Un ejemplo: al territorializar los impuestos que ciudadanos y empresas pagan al Estado se computa como ingresos de esa comunidad el Impuesto de Sociedades que las empresas pagan... pero las empresas lo pagan en la comunidad en la que tienen declarado su domicilio social... aunque el dinero viene de operaciones que se realiza en toda España. Es el caso de El Corte Inglés: los impuestos sobre beneficios que paga salen de las sucursales que tiene por todo el país, pero se computan en Madrid... cada vez que yo compro en El Corte Inglés de Murcia, parte de mi dinero computa como Impuesto de Sociedades generado en la Comunidad de Madrid. Y lo mismo sucede cuando el BBVA con sede en el País Vasco declara beneficios, o cuando SEAT (con domicilio en Cataluña) paga impuestos por el auto que acabo de comprar en Murcia. Ni Cataluña ni Madrid son deficitarias, ni Murcia y Andalucía excedentarias.
domingo, 19 de julio de 2015
Nuevos ayuntamientos: querer y poder.
Las nuevas corporaciones locales constituidas el pasado 13 de
junio han supuesto, mayoritariamente, un esperanzador giro hacia la izquierda
que augura importantes cambios en la política municipal. En muchas ciudades ha
sido tanto y con tanta desvergüenza lo robado estos años por gobernantes
amparados en mayorías absolutas, que la ciudadanía ha acogido con euforia la defenestración
democrática de alcaldes otrora intocables.
Dicho lo cual conviene ser realistas: los ciudadanos que con
su voto han forzado el cambio no merecen ser decepcionados y para ello es
necesario, lo antes posible, tomar conciencia de los límites del cambio que
ahora se inicia.
Aunque parezca una obviedad es imprescindible recordar que los
ayuntamientos no tienen un poder ilimitado y por tanto no pueden resolver todos
los desmanes sembrados en los últimos 20 años de gestión municipal. Las
limitaciones al poder municipal son el resultado de dos circunstancias: a) las
competencias que la Ley les otorga y b) los recursos económicos de los que
disponen.
Me centraré en este último aspecto.
Los ayuntamientos españoles pasan, salvando algunas
escasísimas excepciones, por una situación financiera muy delicada debido a la
confluencia de diversos factores entre los que cabe destacar: a) la intensa y
persistente crisis económica que sufrimos desde 2008, b) un sistema tributario
poco progresivo que sólo logra llenar las arcas municipales durante episodios
de especulación inmobiliaria, c) una gestión corrupta que ha dado lugar al
saqueo de cuantiosos recursos (presentes y futuros) y d) una legislación presupuestaria
que les impide practicar las políticas sociales y de empleo que el país
demanda.
Antes de que se iniciara la crisis la deuda de las
corporaciones locales ascendía a 688 euros por habitante y actualmente son
1.191 euros, un 73% más. Ese es el panorama de partida: más deuda a pagar a
costa de ciudadanos más pobres (recordemos que la tasa de paro en 2008 era del 11´3%
y actualmente es el 23´7% y que nuestro PIB per cápita también ha caído en términos
reales un 7% desde entonces). En 2014 los ayuntamientos tuvieron que destinar
1.285 millones de euros al pago de intereses y otros 3.407 millones a la
amortización de deuda (el 11´3% del presupuesto mientras que en 2008 era tan
sólo el 5´3%). Esto implica que buena parte de los recursos municipales ya
están comprometidos de antemano, reduciendo el margen de maniobra para
financiar las políticas sociales que los ciudadanos han reclamado con su voto.
Estos datos nos recuerdan la urgencia de acometer auditorías
sobre la legitimidad de la deuda, auditorías que sean a la vez un proceso
político de toma de conciencia y herramienta para el diseño de estrategias de
política económica que pueden ir desde la simple (y poco conflictiva)
reestructuración temporal hasta la denuncia e impago de determinados pasivos. La
auditoría ha de considerarse en un sentido amplio, más allá del endeudamiento
bancario tradicional: habrá que auditar contratos de externalización de
servicios, concesiones municipales y privatizaciones tanto por cuestión de legalidad
como de eficiencia. Muchos ayuntamientos han utilizado sistemáticamente estas fórmulas
para eludir las restricciones que impone el Derecho Administrativo
(contratación de personas y servicios) y para lucrar a su clientela política. A
nadie debe extrañar a estas alturas que tales contratos estén oportunamente
blindados con cláusulas abusivas para disuadir a los ayuntamientos frente a
iniciativas remunicipalizadoras.
Ese tipo de auditorías puede ser la fuente fundamental de
ahorro de recursos en el momento actual, mucho más que otras iniciativas que,
aun siendo llamativas (reducción de las retribuciones de cargos públicos, limitación
de coches oficiales y gastos protocolarios, etc) tienen un impacto
presupuestario muy inferior a lo que la gente cree[1].
Otra limitación importante es la evolución del ciclo
económico: probablemente muchos alcaldes tienen la vista puesta en la
incipiente recuperación económica como remedio para la precaria situación de
las arcas municipales. No conviene hacerse muchas ilusiones al respecto.
En primer lugar porque no sabemos si esa incipiente
recuperación va a consolidarse. Es cierto que en 2014 el PIB creció un 1´4%,
pero no es menos cierto que se debió a causas coyunturales: gracias a la
inestabilidad en que devino la “primavera árabe” los turistas huyen de aquellos
destinos tradicionalmente competidores de España (Egipto, Túnez…) y eso nos ha
permitido incrementar en 7 millones el número de turistas extranjeros que
arriban a nuestro territorio. Además, las Administraciones Públicas hicieron un
importante esfuerzo presupuestario durante 2014 para “animar el ambiente” licitando
obra pública. Tras años de recortes, la licitación oficial creció un 123% en
2014: el Estado, las Comunidades Autónomas y algunos ayuntamientos sacaron las
grúas a la calle para conseguir votos. Ahora llega la contrapartida: en el
primer trimestre de 2015 la licitación oficial se ha contraído un 34%.
En segundo lugar, la posible recuperación no se traducirá
directamente en una mejora de las finanzas municipales: el sistema tributario local
es “inelástico” y poco progresivo, así que los incrementos del PIB no se
traducen ni rápida ni intensamente en incrementos de la recaudación tributaria,
salvo cuando el mayor dinamismo viene inducido por episodios de especulación
inmobiliaria (absolutamente indeseables, por otra parte).
Finalmente cabe resaltar que la legislación estatal en
materia de estabilidad presupuestaria tampoco ayuda mucho a imprimir un giro
progresista a las políticas municipales. La Ley Orgánica de Estabilidad
Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, y las normas que de ella se
derivan, impone un férreo control sobre las maltrechas finanzas municipales,
subordinando irracionalmente la gestión presupuestaria al logro del equilibrio
o superávit presupuestario, y anteponiendo la amortización de la deuda a otros
gastos de emergencia social. La conclusión es obvia: las nuevas corporaciones
deben demandar del gobierno (del actual o del futuro) la reforma de las
legislaciones tributaria y presupuestaria para dotar demás recursos y mayor
flexibilidad los presupuestos municipales, so pena de que las políticas
sociales y generadoras de empleo nazcan muertas. No parece que el actual
gobierno de la nación esté por la labor: el ministro Montoro no pierde ocasión
para recordar que la precaria liquidez de la que disponen los municipios
depende de su santa voluntad y que no habrá recursos para quienes se aparten de
la ortodoxia presupuestaria. Razón no le falta: las corporaciones locales
comenzaron el año con 14.987 millones de euros en dinero efectivo en sus arcas,
y unas deudas que vencen a corto plazo por importe de 18.402 millones. De hecho
numerosos ayuntamientos están sometidos a planes de rescate impuestos por el
Ministerio de Hacienda. Difícilmente podrán llevarse a cabo las políticas
votadas por los ciudadanos en las elecciones municipales mientras siga
gobernando la actual mayoría parlamentaria.
[1] En un
trabajo de investigación titulado “Lo que cuesta la democracia local” (Revista
Auditoría Pública, nº 58) estimamos que el coste de los órganos de gobierno
municipales está entre 22 y 25 euros año por ciudadano, cifra muy inferior a
los 301 euros de agua y alcantarillado. De cada 100 euros de déficit público de
los ayuntamientos, sólo 1´32 euros se deben al coste de estos órganos.
jueves, 9 de julio de 2015
China, no Grecia, es nuestro verdadero problema.
Hace meses que la economía China emite señales críticas. El
mercado inmobiliario lleva años recalentado, inmerso en una burbuja similar a
la que vivimos en España entre 1999 y 2007 y cuyos nefastos efectos aún
sentimos. La bolsa china ha sufrido un recalentamiento especulativo similar.
Parece que el pinchazo se ha iniciado: el índice de la Bolsa de Shanghái
acumula una caída del 31´5% desde mediados de junio. Los efectos pueden ser
demoledores para nuestra economía: necesitados de liquidez, los inversores
chinos venderán las acciones que poseen por las bolsas de todo el mundo
haciendo caer las cotizaciones de Telefónica, Banco de Santander, Deutsche
Bank...o J P Morgan. También venderán bonos soberanos de otros países y esto
provocará aumentos de los tipos de intrés en la Unión Europea y Estados Unidos.
Además, es de esperar que el empobrecimiento de los chinos reduzca sus
importaciones en todo el mundo, también su demanda de productos españoles
("efecto riqueza"). Recordemos que España exporta más de 4.000
millones de euros en mercancías al año a estye “mercado emergente”. Mucho me
temo que el tan cacareado "Socialismo con Características Chinas" es
vulgar capitalismo salvaje con un toque nacionalista, nada nuevo.
domingo, 5 de julio de 2015
Grecia: ¿Culpa de Syriza?
Desde que se inició la actual crisis allá
por 2007, los griegos han visto reducirse su PIB per cápita un 24´6% en
términos reales: una brutalidad. Algunos griegos se habrán enriquecido gracias
a la especulación y el fraude, pero la inmensa mayoría son mucho más pobres que
entonces. De hecho hoy son más pobres que cuando se incorporaron al euro en
2001 (véase gráfico) ¿Hemos de echarle la culpa al "corralito" instaurado esta semana? ¿Al gobierno de Syriza, que lleva sólo 5
meses en el poder? No: el empobrecimiento de la sociedad griega viene de lejos,
fruto de las políticas de austeridad que han deprimido su economía. Lo único
que se le puede recriminar a Syriza es la falta de decisión para abandonar el
euro e instrumentar una política económica propia, como hacen el Reino Unido o
Dinamarca. Y en cuanto a las amenazas de expulsión de Europa... no sólo no son
creíbles sino que fuera de la Unión Europea no se vive tan mal. Recordad
Islandia: encarceló banqueros, tiene moneda propia, su PIB crece al 3´5%, su
inflación es del 0´8% y su tasa de paro es del 5%. Con miedo no se va a ningún
sitio.
miércoles, 17 de junio de 2015
Alimentación y crisis en España
La Encuesta de Presupuestos Familiares publicada ayer
desmiente el cansino discurso gubernamental sobre la supuesta recuperación
económica. Analizando el consumo real de distintas mercancías se comprueba que
las familias españolas son cada vez más pobres, que siguen sustituyendo
alimentos de buena calidad por alimentos peores, que su dieta sigue
empobreciéndose. A título de ejemplo hemos representado el consumo de pescado (kg
por persona y año). Hoy cada ciudadano consume un 27% menos de pescado que
antes de la crisis. Por el contrario el consumo de pastas (macarrones, etc..)
se ha disparado un 9%.
Agua, alcantarillado, residuos... cada vez más caros.
Una vez constituidas las corporaciones locales, es imprescindible que
hablemos de política municipal, ir a lo concreto. Por ejemplo del coste
del suministro del agua potable, el servicio de alcantarillados y la
recogida de basuras, competencias todas de ámbito municipal. Los datos
indican que entre 2006 y 2013 estos servicios se han encarecido
sustancial e injustificadamente en la Región de Murcia: cada murciano ha
tenido que pagar un 55% más, aunque el consumo de agua por persona
sólo ha crecido un 18%. Las multinacionales el agua utilizan nuestros
ayuntamientos para enriquecerse con la connivencia de quienes los
gobernaban: es hora de corregirlo.
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