El presidente de la Comunidad Autónoma ha vuelto a enarbolar la bandera
del “agro – patriotismo”: sostiene que a pesar de la sequía sólo
recurrirá al agua desalada si no hay agua para trasvasar. En Castilla La
Mancha no están sobrados de agua y nosotros disponemos de cuatro
desalinizadoras listas para usar. Obviamente el agua del trasvase es
mucho más barata que la de las desalinizadoras: 9 céntimos frente a 55
céntimos el m3. ¿No pueden pagar los
agricultores ese precio? Pues depende: cuanto más grande es una
explotación, más rentable y mayor capacidad de hacer frente a los
costes. En Murcia el 2% de las explotaciones son tan grandes que
acumulan ellas solas el 39% de la superficie cultivable, y tienen cada
una extensión media de 232 hectáreas (325 veces el Camp Nou, cada una).
Son verdaderos terratenientes ¿No pueden pagar agua desalinizada a 55
céntimos? Sostengo que sí ¿Hemos de embarcarnos TODOS los murcianos en
una nueva “guerra del agua” que sólo beneficia a la Duquesa de Alba
local y genera votos para el PP? Desde luego que no.
lunes, 31 de agosto de 2015
Darwin, la Ciencia y la Codicia.
Si estás corrompido por la codicia no eres un científico. Así
la Economía no avanza. La Economía en una Ciencia sin científicos: desertaron
en busca de actividades más lucrativas. Darwin lo expresa con claridad
meridiana: "La codicia y el egoísmo producen en la inteligencia la ceguera
más absoluta". Diario del Viaje de un Naturalista alrededor del Mundo
(1836).
viernes, 21 de agosto de 2015
Los desempleados en España: cada vez más pobres.
La reciente intervención del gobernador del Banco de
España ante la Comisión de Presupuestos del Congreso sirvió para confirmar lo
que todos sabemos: que la tasa de paro continuará en niveles superiores al 20%
al menos durante 2015 y 2016. Y eso si la situación no se complica con la
recesión a la que parecen estar abocadas China y Japón. En cualquier caso, lo
que pretendía ser un mensaje de optimismo (“ya se le ve salida a la crisis”) es
en realidad un nuevo jarro de agua fría sobre las expectativas de la sociedad
española: son ya ocho largos años de crisis y la capacidad de aguante de las
familias españolas se ha deteriorado notablemente.
En estos ocho años de crisis los desempleados han
sufrido una considerable merma de su calidad de vida por culpa de un sistema de
protección social que cada vez protege a menos parados y con prestaciones cada
vez más pequeñas.
Se protege “a pocos” y se protege “con poco”: hoy sólo
42 de cada 100 parados percibe algún tipo de prestación/subsidio del SEPE
(antiguo INEM), y la cuantía media percibida es de 744 euros mensuales. Cuando explotó la burbuja inmobiliaria, año 2007,
estas cifras registraban valores notablemente superiores: de cada 100 parados
77 cobraba algún tipo de prestación y su importe medio era de 897 euros. En
otras palabras: desde que se inició la crisis el porcentaje de desempleados
protegidos se ha reducido en 35 puntos y su importe medio en un 17%. Si además
tenemos en cuenta la inflación, la prestación media se ha reducido en realidad
un 33% en este periodo.
¿A qué se debe este
intenso deterioro de la protección social que reciben los desempleados?
Básicamente nuestro sistema de protección está
integrado por dos tipos de rentas: prestaciones contributivas (cuyo origen
radica en el derecho adquirido por el trabajador por el hecho de haber cotizado
a la Seguridad Social) y prestaciones no contributivas (tienen un origen
“solidario” o “asistencial”).
Para evitar que la protección social sea un
desincentivo a la aceptación de ofertas de trabajo, tiene un carácter limitado
en el tiempo, cumplido el cual la prestación se agota y el desempleado tiene
que acogerse a una ayuda de menor cuantía o simplemente queda en situación de
desprotección. Así, la “prestación por desempleo” tiene una duración máxima de
720 días al cabo de los cuales se extingue y el desempleado puede acogerse, solo
si reúne las condiciones establecidas por el Gobierno, al “subsidio de
desempleo” con una duración que varía según las citadas condiciones.
Actualmente la “prestación por desempleo” tiene una cuantía equivalente al 70%
de la cuantía cotizada durante los 6 primeros meses de disfrute y del 50% en
los restantes, con un importe máximo mensual equivalente al 225% del IPREM[1], es
decir 1.198 €. Por su parte, el
“subsidio de desempleo” tiene un importe de 426 € mensuales.
El mero transcurso del tiempo aboca al trabajador
desempleado a unos ingresos cada vez menores e incluso nulos, al pasar de las
prestaciones contributivas a otras de menor cuantía (las no contributivas) e
incluso a ninguna.
El Ministerio de Trabajo difunde mensualmente datos
oficiales sobre la proporción de desempleados que recibe algún tipo de ayuda
del SEPE: es lo que se denomina “tasa de cobertura”. Sin embargo estos datos
oficiales están sobrevalorados y exageran el grado de protección social. Ello
se debe a que para su cálculo el Ministerio de Trabajo compara el número de
“beneficiarios” de subsidios y prestaciones con el número de “desempleados
registrados” en el SEPE. Es decir: no tiene en cuenta toda la población
susceptible de ser protegida (todos los desempleados) sino solo aquella que
reúne determinados requisitos jurídicos. Concretamente excluye a la población
desempleada sin empleo anterior ya que no puede haber cotizado (estudiantes o
amas de casa que se incorporan al mercado de trabajo), así como a los
desempleados no registrados como demandantes de empleo en el SEPE.
Como es sabido, el “desempleo registrado” por el SEPE es
un indicador sesgado a la baja del verdadero volumen de desempleo, que se mide
mediante la EPA: muchos trabajadores desempleados desisten de registrarse en el
SEPE como demandantes o, una vez inscritos, no realizan los trámites necesarios
para continuar registrados. Actualmente los datos de la EPA indican la existencia de
5.149.000 desempleados[2],
mientras que el SEPE arroja un total de 4.026.276 desempleados[3], es
decir una diferencia de 1.122.724 personas (un 21´8% menos). Lo correcto es
comparar el número de “beneficiarios” con el total de parados estimado por la
EPA. A veces se nos olvida lo obvio: que un trabajador desempleado no reúna los
requisitos jurídicos para acceder a una prestación no quiere decir que no la
necesite. Así según la “tasa de cobertura” oficial en la actualidad el nivel de
protección sería del 55´7%, mientras que el cálculo correcto arroja un 42% como
hemos indicado la comienzo.
Por lo que respecta a la evolución de la cuantía de las
ayudas que paga el SEPE a los desempleados, ha de tenerse en cuenta que la
regla general del sistema supone que la cuantía percibida por el desempleado se
reduce progresivamente conforme pasa el tiempo, llegando por supuesto a
agotarse. Además, las prestaciones de naturaleza “contributiva” son de cuantía
superior que las “no contributivas”: si la situación de desempleo se alarga en
el tiempo el trabajador percibirá prestaciones cada vez menores e incluso cero.
En 2009 la prestación media registró su valor máximo:
978 euros al mes. De hecho entre 1999 y 2009 la prestación media se incrementó
debido a dos factores: a) la evolución pro – cíclica de los salarios (la fase
expansiva del ciclo se tradujo en cotizaciones crecientes a la Seguridad Social);
y b) la creciente proporción de beneficiarios de prestaciones contributivas
frente a no contributivas, puesto que se trataba de desempleados que habían
acumulado suficientes meses de cotización durante el “boom inmobiliario”.
A partir de 2009 los desempleados comienzan a agotar sus
prestaciones contributivas mientras se suman nuevos desempleados que no han
conseguido un primer empleo o al menos no de la duración suficiente[4]. El
número de beneficiarios de prestaciones no contributivas crece rápidamente y
actualmente supone ya un 63´8% del total, mientras que en 2009 sólo constituían
el 39%.
Todo parece indicar que esta tendencia al
empobrecimiento de los desempleados, debida a la acción conjunta de una menor
tasa de cobertura y a prestaciones de importe menguante, continuará a lo largo
de 2015 y 2016. Tampoco parece que la esperada recuperación económica mejore
mucho las cosas: gracias a las sucesivas reformas laborales, que han debilitado
el poder de negociación de los trabajadores frente al capital, muchos
trabadores seguirán siendo pobres incluso si encuentran un empleo.
martes, 18 de agosto de 2015
Alemania, niña mimada del BCE.
Las
noticias relacionadas con el trato privilegiado que recibe el gobierno alemán
de manos de BCE no para de sorprenderme. En marzo de 2015, con mucho retraso,
el BCE puso en marcha un programa de compra de deuda pública en los mercados
secundarios: imprimir dinero para sostener la cotización de los bonos
nacionales y evitar que la prima de riesgo se dispare. Es lo que llamamos
“Quantitative Easing”: cuando el nerviosismo cunde en los mercados el BCE acude
con dinero fresco y compra bonos “de segunda mano” evitando que su cotización
caiga. Digo “con mucho retraso” porque la Reserva Federal estadounidense (FED)
ya la puso en marcha en 2009, al poco de iniciarse la crisis. Europa, instalada
en la absurda ortodoxia neoliberal, se ha estado “haciendo la sueca” durante
este tiempo, un precioso tiempo perdido. Pero además lo hemos hecho mal, tanto
por su importe como por los destinatarios elegidos. La FED ha movilizado ya un
total de 3´1 billones de euros; el BCE sólo 0´25 billones. Pero lo más grave es
que Alemania es la que se lleva la mayor tajada: el BCE lleva gastado 58.307
millones de euros (el 26% del programa) ¡en bonos alemanes! Durante las
turbulencias de julio asociadas al referéndum griego Alemania volvió a ser la
primera receptora de esta ayuda del BCE, que compró 11.975 millones de euros en
bonos alemanes. Eso da mucho que pensar: si la economía alemana está tan
saneada ¿qué necesidad tiene de ese apoyo multimillonario por parte del BCE? Y
si el BCE invierte en bonos alemanes ¿qué queda para los países acosados por
los especuladores? Un detalle: la inversión del BCE en bonos de Grecia es
exactamente 0 euros. No es de extrañar que la crisis esté durando tanto: se lo
debemos al apego a la ortodoxia y al comportamiento dictatorial del BCE.
sábado, 1 de agosto de 2015
Lo que cobran los profesores en España.
"¡Cuánto cobran los maestros!"... un mito en descomposición.
¡Cuántas veces hemos tenido que aguantar comentarios como esos! Como si fueramos "trabajadores de lujo, privilegiados ". Comentarios cada vez más falsos tal y como indican las estadísticas. La creciente precarización que sufrimos los trabajadores de la "Educación" tiene su reflejo también a nivel salarial. Atendiendo al coste bruto por ramas de actividad, los trabajadores de "Educación" estamos por debajo de la media en remuneraciones: cobramos de media un 9´5% menos que en otras ramas de actividad.De las 18 ramas en las que el INE clasifica las actividades económicas, los profesores estamos en cuanto a retribución el nivel 12... y bajando.
martes, 28 de julio de 2015
Desempleo en España y YIHAD ISLÁMICA
Cada
vez que produce una matanza en Túnez, o en Egipto o en Siria, el PIB
español aumenta. Así de sencillo. La inseguridad creciente en nuestros
competidores del Mediterráneo hace que muchos turistas opten por España
como destino turístico. Los datos cantan: 29´2 millones de turistas
extranjeros visitaron España en el primer semestre, un 4´2% más que el
año pasado. Por esa razón los datos de
la EPA publicados hoy han sido positivos: se han creado 513.500 puestos
de trabajo en el último año. Casi todos relacionados con el turismo: no
tiene nada que ver con las reformas de Rajoy, que más bien están
retrasando la recuperación. Eso sí, trabajos muy mal pagados y muy
precarios: mucho sufrimiento detrás de cada euro ganado. No es un modelo
con futuro: estos puestos de trabajo dependen del sufrimiento de
millones de personas en el Mediterráneo.
jueves, 23 de julio de 2015
Balanzas fiscales: una peligrosa estupidez estadística.
Se acaban de publicar las balanzas fiscales autonómicas de 2012. Teóricamente estas balanzas nos informan de cuántos recursos recibe del Estado cada comunidad autónoma y cuánto aporta. Así, teóricamente, cuando se dice que una comunidad es deficitaria (como Madrid o Cataluña) se afirma que sus ciudadanos aportan al Estado (vía impuestos) más de lo que reciben de él. Pero es falso, tan falso como cuando se dice que ese déficit es en Madrid el doble que en Cataluña... o sea, que los catalanes no son tan "solidarios o esforzados" como los madrileños. Tales afirmaciones son falsas porque las balanzas fiscales están mal confeccionadas. Un ejemplo: al territorializar los impuestos que ciudadanos y empresas pagan al Estado se computa como ingresos de esa comunidad el Impuesto de Sociedades que las empresas pagan... pero las empresas lo pagan en la comunidad en la que tienen declarado su domicilio social... aunque el dinero viene de operaciones que se realiza en toda España. Es el caso de El Corte Inglés: los impuestos sobre beneficios que paga salen de las sucursales que tiene por todo el país, pero se computan en Madrid... cada vez que yo compro en El Corte Inglés de Murcia, parte de mi dinero computa como Impuesto de Sociedades generado en la Comunidad de Madrid. Y lo mismo sucede cuando el BBVA con sede en el País Vasco declara beneficios, o cuando SEAT (con domicilio en Cataluña) paga impuestos por el auto que acabo de comprar en Murcia. Ni Cataluña ni Madrid son deficitarias, ni Murcia y Andalucía excedentarias.
domingo, 19 de julio de 2015
Nuevos ayuntamientos: querer y poder.
Las nuevas corporaciones locales constituidas el pasado 13 de
junio han supuesto, mayoritariamente, un esperanzador giro hacia la izquierda
que augura importantes cambios en la política municipal. En muchas ciudades ha
sido tanto y con tanta desvergüenza lo robado estos años por gobernantes
amparados en mayorías absolutas, que la ciudadanía ha acogido con euforia la defenestración
democrática de alcaldes otrora intocables.
Dicho lo cual conviene ser realistas: los ciudadanos que con
su voto han forzado el cambio no merecen ser decepcionados y para ello es
necesario, lo antes posible, tomar conciencia de los límites del cambio que
ahora se inicia.
Aunque parezca una obviedad es imprescindible recordar que los
ayuntamientos no tienen un poder ilimitado y por tanto no pueden resolver todos
los desmanes sembrados en los últimos 20 años de gestión municipal. Las
limitaciones al poder municipal son el resultado de dos circunstancias: a) las
competencias que la Ley les otorga y b) los recursos económicos de los que
disponen.
Me centraré en este último aspecto.
Los ayuntamientos españoles pasan, salvando algunas
escasísimas excepciones, por una situación financiera muy delicada debido a la
confluencia de diversos factores entre los que cabe destacar: a) la intensa y
persistente crisis económica que sufrimos desde 2008, b) un sistema tributario
poco progresivo que sólo logra llenar las arcas municipales durante episodios
de especulación inmobiliaria, c) una gestión corrupta que ha dado lugar al
saqueo de cuantiosos recursos (presentes y futuros) y d) una legislación presupuestaria
que les impide practicar las políticas sociales y de empleo que el país
demanda.
Antes de que se iniciara la crisis la deuda de las
corporaciones locales ascendía a 688 euros por habitante y actualmente son
1.191 euros, un 73% más. Ese es el panorama de partida: más deuda a pagar a
costa de ciudadanos más pobres (recordemos que la tasa de paro en 2008 era del 11´3%
y actualmente es el 23´7% y que nuestro PIB per cápita también ha caído en términos
reales un 7% desde entonces). En 2014 los ayuntamientos tuvieron que destinar
1.285 millones de euros al pago de intereses y otros 3.407 millones a la
amortización de deuda (el 11´3% del presupuesto mientras que en 2008 era tan
sólo el 5´3%). Esto implica que buena parte de los recursos municipales ya
están comprometidos de antemano, reduciendo el margen de maniobra para
financiar las políticas sociales que los ciudadanos han reclamado con su voto.
Estos datos nos recuerdan la urgencia de acometer auditorías
sobre la legitimidad de la deuda, auditorías que sean a la vez un proceso
político de toma de conciencia y herramienta para el diseño de estrategias de
política económica que pueden ir desde la simple (y poco conflictiva)
reestructuración temporal hasta la denuncia e impago de determinados pasivos. La
auditoría ha de considerarse en un sentido amplio, más allá del endeudamiento
bancario tradicional: habrá que auditar contratos de externalización de
servicios, concesiones municipales y privatizaciones tanto por cuestión de legalidad
como de eficiencia. Muchos ayuntamientos han utilizado sistemáticamente estas fórmulas
para eludir las restricciones que impone el Derecho Administrativo
(contratación de personas y servicios) y para lucrar a su clientela política. A
nadie debe extrañar a estas alturas que tales contratos estén oportunamente
blindados con cláusulas abusivas para disuadir a los ayuntamientos frente a
iniciativas remunicipalizadoras.
Ese tipo de auditorías puede ser la fuente fundamental de
ahorro de recursos en el momento actual, mucho más que otras iniciativas que,
aun siendo llamativas (reducción de las retribuciones de cargos públicos, limitación
de coches oficiales y gastos protocolarios, etc) tienen un impacto
presupuestario muy inferior a lo que la gente cree[1].
Otra limitación importante es la evolución del ciclo
económico: probablemente muchos alcaldes tienen la vista puesta en la
incipiente recuperación económica como remedio para la precaria situación de
las arcas municipales. No conviene hacerse muchas ilusiones al respecto.
En primer lugar porque no sabemos si esa incipiente
recuperación va a consolidarse. Es cierto que en 2014 el PIB creció un 1´4%,
pero no es menos cierto que se debió a causas coyunturales: gracias a la
inestabilidad en que devino la “primavera árabe” los turistas huyen de aquellos
destinos tradicionalmente competidores de España (Egipto, Túnez…) y eso nos ha
permitido incrementar en 7 millones el número de turistas extranjeros que
arriban a nuestro territorio. Además, las Administraciones Públicas hicieron un
importante esfuerzo presupuestario durante 2014 para “animar el ambiente” licitando
obra pública. Tras años de recortes, la licitación oficial creció un 123% en
2014: el Estado, las Comunidades Autónomas y algunos ayuntamientos sacaron las
grúas a la calle para conseguir votos. Ahora llega la contrapartida: en el
primer trimestre de 2015 la licitación oficial se ha contraído un 34%.
En segundo lugar, la posible recuperación no se traducirá
directamente en una mejora de las finanzas municipales: el sistema tributario local
es “inelástico” y poco progresivo, así que los incrementos del PIB no se
traducen ni rápida ni intensamente en incrementos de la recaudación tributaria,
salvo cuando el mayor dinamismo viene inducido por episodios de especulación
inmobiliaria (absolutamente indeseables, por otra parte).
Finalmente cabe resaltar que la legislación estatal en
materia de estabilidad presupuestaria tampoco ayuda mucho a imprimir un giro
progresista a las políticas municipales. La Ley Orgánica de Estabilidad
Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, y las normas que de ella se
derivan, impone un férreo control sobre las maltrechas finanzas municipales,
subordinando irracionalmente la gestión presupuestaria al logro del equilibrio
o superávit presupuestario, y anteponiendo la amortización de la deuda a otros
gastos de emergencia social. La conclusión es obvia: las nuevas corporaciones
deben demandar del gobierno (del actual o del futuro) la reforma de las
legislaciones tributaria y presupuestaria para dotar demás recursos y mayor
flexibilidad los presupuestos municipales, so pena de que las políticas
sociales y generadoras de empleo nazcan muertas. No parece que el actual
gobierno de la nación esté por la labor: el ministro Montoro no pierde ocasión
para recordar que la precaria liquidez de la que disponen los municipios
depende de su santa voluntad y que no habrá recursos para quienes se aparten de
la ortodoxia presupuestaria. Razón no le falta: las corporaciones locales
comenzaron el año con 14.987 millones de euros en dinero efectivo en sus arcas,
y unas deudas que vencen a corto plazo por importe de 18.402 millones. De hecho
numerosos ayuntamientos están sometidos a planes de rescate impuestos por el
Ministerio de Hacienda. Difícilmente podrán llevarse a cabo las políticas
votadas por los ciudadanos en las elecciones municipales mientras siga
gobernando la actual mayoría parlamentaria.
[1] En un
trabajo de investigación titulado “Lo que cuesta la democracia local” (Revista
Auditoría Pública, nº 58) estimamos que el coste de los órganos de gobierno
municipales está entre 22 y 25 euros año por ciudadano, cifra muy inferior a
los 301 euros de agua y alcantarillado. De cada 100 euros de déficit público de
los ayuntamientos, sólo 1´32 euros se deben al coste de estos órganos.
jueves, 9 de julio de 2015
China, no Grecia, es nuestro verdadero problema.
Hace meses que la economía China emite señales críticas. El
mercado inmobiliario lleva años recalentado, inmerso en una burbuja similar a
la que vivimos en España entre 1999 y 2007 y cuyos nefastos efectos aún
sentimos. La bolsa china ha sufrido un recalentamiento especulativo similar.
Parece que el pinchazo se ha iniciado: el índice de la Bolsa de Shanghái
acumula una caída del 31´5% desde mediados de junio. Los efectos pueden ser
demoledores para nuestra economía: necesitados de liquidez, los inversores
chinos venderán las acciones que poseen por las bolsas de todo el mundo
haciendo caer las cotizaciones de Telefónica, Banco de Santander, Deutsche
Bank...o J P Morgan. También venderán bonos soberanos de otros países y esto
provocará aumentos de los tipos de intrés en la Unión Europea y Estados Unidos.
Además, es de esperar que el empobrecimiento de los chinos reduzca sus
importaciones en todo el mundo, también su demanda de productos españoles
("efecto riqueza"). Recordemos que España exporta más de 4.000
millones de euros en mercancías al año a estye “mercado emergente”. Mucho me
temo que el tan cacareado "Socialismo con Características Chinas" es
vulgar capitalismo salvaje con un toque nacionalista, nada nuevo.
domingo, 5 de julio de 2015
Grecia: ¿Culpa de Syriza?
Desde que se inició la actual crisis allá
por 2007, los griegos han visto reducirse su PIB per cápita un 24´6% en
términos reales: una brutalidad. Algunos griegos se habrán enriquecido gracias
a la especulación y el fraude, pero la inmensa mayoría son mucho más pobres que
entonces. De hecho hoy son más pobres que cuando se incorporaron al euro en
2001 (véase gráfico) ¿Hemos de echarle la culpa al "corralito" instaurado esta semana? ¿Al gobierno de Syriza, que lleva sólo 5
meses en el poder? No: el empobrecimiento de la sociedad griega viene de lejos,
fruto de las políticas de austeridad que han deprimido su economía. Lo único
que se le puede recriminar a Syriza es la falta de decisión para abandonar el
euro e instrumentar una política económica propia, como hacen el Reino Unido o
Dinamarca. Y en cuanto a las amenazas de expulsión de Europa... no sólo no son
creíbles sino que fuera de la Unión Europea no se vive tan mal. Recordad
Islandia: encarceló banqueros, tiene moneda propia, su PIB crece al 3´5%, su
inflación es del 0´8% y su tasa de paro es del 5%. Con miedo no se va a ningún
sitio.
miércoles, 17 de junio de 2015
Alimentación y crisis en España
La Encuesta de Presupuestos Familiares publicada ayer
desmiente el cansino discurso gubernamental sobre la supuesta recuperación
económica. Analizando el consumo real de distintas mercancías se comprueba que
las familias españolas son cada vez más pobres, que siguen sustituyendo
alimentos de buena calidad por alimentos peores, que su dieta sigue
empobreciéndose. A título de ejemplo hemos representado el consumo de pescado (kg
por persona y año). Hoy cada ciudadano consume un 27% menos de pescado que
antes de la crisis. Por el contrario el consumo de pastas (macarrones, etc..)
se ha disparado un 9%.
Agua, alcantarillado, residuos... cada vez más caros.
Una vez constituidas las corporaciones locales, es imprescindible que
hablemos de política municipal, ir a lo concreto. Por ejemplo del coste
del suministro del agua potable, el servicio de alcantarillados y la
recogida de basuras, competencias todas de ámbito municipal. Los datos
indican que entre 2006 y 2013 estos servicios se han encarecido
sustancial e injustificadamente en la Región de Murcia: cada murciano ha
tenido que pagar un 55% más, aunque el consumo de agua por persona
sólo ha crecido un 18%. Las multinacionales el agua utilizan nuestros
ayuntamientos para enriquecerse con la connivencia de quienes los
gobernaban: es hora de corregirlo.
miércoles, 27 de mayo de 2015
Los ayuntamientos españoles, sin liquidez.
Crudo y bien crudo lo van a tener los próximos gobiernos de las
corporaciones locales, sea cual sea su signo político. Según los últimos
datos disponibles (Banco de España), las corporaciones locales cerraron
2014 con unos activos líquidos de 14.987 millones de euros,
insuficientes para cubrir las deudas que vecen en el corto plazo por
importe de 18.402 millones de euros. Ese desfase entre liquidez y deudas
(-3.415 millones) vuelve a dejar la autonomía local en manos del
Ministerio de Hacienda y sus caprichosos fondos de liquidez. Montoro
manda. ¿Abrirá el grifo ahora que las elecciones han pasado y su partido
no está al frente de muchos ayuntamientos?
martes, 19 de mayo de 2015
Las finanzas de las Comunidades Autónomas españolas.
Los gobiernos que salgan electos en los comicios autonómicos de 24 de
mayo no lo van a tener nada fácil. A pesar de los mensajes de
recuperación económica que Rajoy reparte por doquier a modo de mantra
milagroso para desesperados, las finanzas de las Comunidades Autónomas
no han mejorado. Según datos del Banco de España, sus "activos
financieros netos" son negativos por importe de -241.376 millones de
euros: si utilizasen todo el dinero del
que disponen y vendieran todos los activos financieros que posee aun les
faltaría esa cantidad (el 25´5% del PIB) para pagar sus deudas. A largo
plazo las Comunidades Autónomas son insolventes y su modelo de
financiación está quebrado. ¿Y en el muy corto plazo? La situación es
igual de grave: las deudas que hay que pagar ya mismo superan en -7.792
millones de euros el dinero disonible; no hay dinero para pagar a tiempo
a trabajadores y proveedores. Lo que las Comunidades Autónomas han
hecho estos años de ajuste ha sido sustituir deuda con bancos y
proveedores por deuda con con el Ministerio de Hacienda. Conclusión: a)
el ministro Montoro es quien verdaderamente manda en las Comunidades
Autónomas, b) veo más recortes en el horizonte, c) sin un cambio de
gobierno estatal no hay salida a la crisis.
domingo, 17 de mayo de 2015
Venezuela: reservas internacionales bajo mínimos.
Tal y como cabía esperar la drástica caída del precio del petróleo está afectando gravemente a las reservas internacionales con las que cuenta la República Bolivariana de Venezuela. Los últimos datos publicados por el BCdV indican que se ha registrado un mínimo histórico: 17.930 millones de dólares, el nivel más bajo desde 5 de septiembre de 2003. Tanto si comparamos esa cuantía con la oferta monetaria disponible en bolívares, como si lo hacemos con las necesidades mensuales de importaciones, la conclusión no admite dudas: urge un programa de reforma monetaria y tributaria no neo-liberal que corrija estos desequilibrios y preserve las conquistas de la revolución bolivariana.
["¿Es inevitable la escasez en Venezuela?"]
["¿Es inevitable la escasez en Venezuela?"]
sábado, 25 de abril de 2015
2020: El "baby boom del ladrillo" y el hacinamiento en las aulas españolas.
En cuestiones como la Educación es conveniente pensar a largo plazo: hoy
las aulas están masificadas pero pronto lo estarán aún más. Es el caso de la Región de Murcia (España). En el año
2020 (está a la vuelta de la esquina) se producirá la mayor
incorporación de alumnos de la historia reciente de nuestro país:
potencialmente 19.386 alumnos nacidos en 2008, al calor de la
prosperidad de la burbuja inmobiliaria. De hecho antes de 2020 se dejará
sentir el "baby boom del ladrillo". Pregunto: ¿hemos previsto la
construcción de IES suficientes?
La Universidad española cada vez más cara
Desde septiembre de 2012, el coste de la enseñanza universitaria en España no cesa de crecer. En el gráfico adjunto se comprueba la evolución del IPC general y el Índice de precios de la enseñanza universitaria, ambos calculados por el INE, con base enero - 2011: 100. Vamos hacia un modelo cada vez más elitista: asistimos a la deconstrucción del modelo democrático surgido de las movilizaciones de los años 80 y 90. La reforma del ministro Wert (3+2) viene a acelerar el proceso.
domingo, 12 de abril de 2015
¿Es inevitable la escasez en Venezuela?
La imagen
recurrente de colas de ciudadanos tratando de conseguir bienes de primera
necesidad a precios asequibles, es uno de los aspectos más controvertidos de la
realidad venezolana. Las colas existen: son la contrapartida de la escasez reinante
en un país que, paradójicamente, ha logrado por vez primera en su Historia revertir
los frutos del petróleo (la renta petrolera) en mejoras significativas para la
gran mayoría de los ciudadanos.
Desde
que Hugo Chávez ganara sus primeras elecciones en diciembre de 1998, el
proyecto bolivariano ha logrado revalidarse periódicamente en elecciones
parlamentarias y presidenciales y ha logrado incluso superar un referéndum
revocatorio. De la mano del proyecto bolivariano los venezolanos han visto como
el desempleo se reducía del 15% al 7´3% de la población activa, la renta per
cápita se incrementaba en un 226% y la tasa de población indigente se reducía
del 21´7% al 9´8%. Los logros en materia de reducción de desigualdad también
son palpables: el Índice de Gini ha pasado de 0´507 a 0´407 en este periodo.
Como síntesis de estos logros, Venezuela ha escalado tres puestos en el Índice
de Desarrollo Humano que anualmente elabora Naciones Unidas.
Y
sin embargo, persisten la escasez y las colas junto a mercados paralelos bien
abastecidos a precios abusivos.
Esas
colas, que causan justificada irritación entre la población por la pérdida de
tiempo y la incertidumbre que generan, se han convertido en un grave problema
social que resta credibilidad y apoyo social y político a las políticas del
gobierno del presidente Maduro, poniendo en serio riesgo la continuidad del
proyecto político bolivariano en Venezuela.
Cabe
preguntarse ¿son inevitables las colas? ¿Es inevitable la escasez de productos
esenciales como la carne, el café, el papel o los medicamentos? ¿Inevitable en
un país con ingentes recursos petroleros?
Lo
primero que debe tenerse bien claro es que la escasez viene de tiempo atrás,
incluso de los años en los que el petróleo cotizó a precios estratosféricos
(por encima de 150 dólares / barril) y las exportaciones petroleras aportaban
más de 90.000 millones de dólares anuales al país. Actualmente es difícil que
se logre llegar a la meta de 70.000 millones. Cabe pues esperar que la
situación se agrave a lo largo de este año salvo que el Gobierno del presidente
Maduro adopte las medidas adecuadas.
Históricamente,
Venezuela ha sido un país importador de bienes de consumo y su disponibilidad
estaba ligada a las divisas obtenidas por la exportación de petróleo. Pareciera
entonces que la escasez es, ante todo, resultado de una oferta insuficiente de
dólares: menor renta petrolera, menores divisas, menor capacidad de importación
de bienes de consumo… Esta es una verdad a medias: lo que Venezuela sufre es un
exceso especulativo de demanda de dólares, que limita la oferta de dólares finalmente
destinados a la importación de bienes de consumo.
En
su lucha contra la inflación y la escasez, el gobierno bolivariano implementó
un sistema de tipo de cambio intervenido, con una paridad preferencial de 6´3
bolívares por dólar que el Banco Central de Venezuela suministra a las empresas
importadoras: en tales condiciones los venezolanos deberían gozar de bienes de
consumo abundantes y asequibles (téngase en cuenta que en el recién creado
mercado marginal de divisas el dólar cotiza en torno a los 170 bolívares /
dólar).
El
problema es que la corrupción de los funcionarios públicos encargados de
vigilar el correcto empleo de las divisas otorgadas a tipo preferencial, y la
acción fraudulenta de empresarios empeñados en la evasión de divisas impiden
que los dólares de la renta petrolera se traduzcan en importaciones asequibles
de bienes de consumo. Dos prácticas habituales para saquear la renta petrolera son
la sobrefacturación y el contrabando (prácticas que no son ajenas a la economía española)
Mediante
la sobrefacturación la empresa venezolana importadora acuerda con la empresa
extranjera que le vende el producto la confección de una factura falsa en la
que el precio del producto importado se infla: la empresa venezolana logra así
sacar dólares del país sin traer el volumen de producto que sería lógico.
Mediante el contrabando, la empresa venezolana sí adquiere el volumen de
producto para el cual solicitó dólares a precios preferenciales pero los
revende ilegalmente en el exterior, principalmente en la vecina Colombia. En ambos
casos el resultado es escasez de productos y fuga de divisas.
El
centro de estudios venezolano ALEM – CIFO ha aportado evidencias concretas
sobre estas prácticas. Por ejemplo, entre 2003 y 2012 las importaciones de café
crecieron un 9.765% y sin embargo en los comercios venezolanos es casi
imposible encontrar este artículo. Otro tanto sucede con los productos farmacéuticos,
cuya importación se ha incrementado un 1358%, mientras los medicamentos
escasean en los anaqueles de las farmacias.
Mientras
operen las prácticas fraudulentas descritas será difícil de resolver la escasez,
incluso en épocas de esplendor petrolero: la demanda fraudulenta de divisas es
siempre superior a la oferta disponible.
La
solución pasa por cerrar, en la medida de lo posible, la brecha entre oferta y
demanda de divisas, contrayendo el componente especulativo de la demanda de
dólares.
Al
respecto existen diversas alternativas.
El citado
centro de estudios ALEM – CIFO propone la nacionalización del sector
importador, de modo que las divisas de la renta petrolera no salgan del control
estatal. Esto permitiría que las divisas a precio preferente se aplicasen
efectivamente a la importación de bienes para la población, con incremento
notable del volumen de bienes importado por cada dólar. Sin embargo esta
propuesta tiene al menos un grave inconveniente: el presidente Maduro y su
gobierno son cada vez más reticentes a adoptar medidas socializantes como las
de su predecesor; las nacionalizaciones como las llevadas a cabo por Hugo Chávez
parecen no formar parte de su agenda política.
A
partir de ese escenario cabe barajar varias opciones.
El
gobierno venezolano no puede renunciar a mejorar los controles administrativos
sobre las empresas que acceden a dólares preferenciales. Mientras sea posible
eludir tales controles, la existencia del tipo de cambio preferencial será
fuente no solo de escasez, sino de apropiación fraudulenta de la renta
petrolera y fuente de alimentación de la especulación contra el bolívar. Sin
embargo, la lucha contra el fraude y el contrabando no suelen rendir frutos en
el corto plazo porque en muchas ocasiones esas prácticas están fuertemente
arraigadas e incluso cuentan con la comprensión de ciertos sectores de la
población (cuando no la connivencia de algunos gobernantes).
En
mi opinión el gobierno del presidente Maduro dispone de algunas herramientas
eficaces en el corto plazo que no son incompatibles con otras medidas de mayor
calado, que eventualmente pudiera acometer en el medio y largo plazo
(diversificación, industrial, reforma fiscal, etc).
Tanto
la política cambiaria como la política monetaria deberían contribuir a reducir
el componente especulativo de la demanda de dólares. Hay que tener muy en
cuenta que los procesos especulativos se retroalimentan: las rentas obtenidas
de operar fraudulentamente con el bolívar a tipo preferente no son sólo un
incentivo para especular sino que generan rentas que a su vez, sirven para
ampliar la demanda de nuevos dólares a tipo preferencial.
Urge
cortar la retroalimentación de los procesos especulativos y para ello hay
varias medidas perfectamente compatibles entre sí.
Un
primera opción consiste en devaluar el bolívar preferente. De esa manera se
reduce tanto el incentivo para el fraude
(que no es otra cosa que la brecha entre el tipo preferente y el tipo del
mercado marginal/paralelo); como la masa de bolívares baratos a disposición de
los especuladores. Téngase en cuenta que cada vez que un defraudador gasta 6´3 bolívares
en comprar un dólar lo revende por unos 170, con lo que dispone de otros 163´7 bolívares
fresquitos para ampliar la jugada especulativa. Recortando la renta de los
especuladores limitamos su capacidad de seguir apostando contra el bolívar.
No
se trata de devaluar el bolívar para que el tipo de cambio preferencial
converja hacia el que rige en el mercado negro sino todo lo contrario: lograr
que la contracción del tipo de cambio paralelo sea más intensa que la devaluación
del preferencial.
Es
cierto que las devaluaciones tienen muy mala presa en América Latina porque
históricamente han devenido en inflación o hiperinflación. Pero este no es el
caso: tanto la escasez como la elevada inflación venezolanas son expresión de
la inflación reprimida en el ámbito cambiario. No es el tipo de cambio preferencial
sino el marginal el determinante del precio los bienes de consumo y en la
medida en que se logre cierto control sobre este último se progresará en la
lucha contra la escasez y la inflación.
La
segunda opción es endurecer la política monetaria. Actualmente los tipos de
interés activos del Banco Central de Venezuela son muy inferiores a la inflación
observada y esperada (tipos a 19´27% frente a una inflación de 68´5%). Esa enorme
brecha permite que solicitar créditos en bolívares para especular sea muy rentable,
incluso sin tocar un dólar. Grosso modo, si se solicitan 100 bolívares al banco
y se gasta en bienes de consumo; al cabo del año se revende la mercancía por
168 bolívares y se devuelve al banco 120. El especulador ha ganado 48 bolívares
en la operación. Si además el dinero obtenido a crédito se destina a comprar
fraudulentamente bolívares a tipo preferencial, la ganancia es infinitamente
mayor. La única solución pasa por elevar sustancialmente el tasa de interés
activa del Banco Central de Venezuela y que esta sea a su vez repercutida entre
su clientela. En síntesis: hay que evitar que el sector bancario financie
directa o indirectamente la adquisición fraudulenta de bolívares preferenciales
o la acumulación especulativa de bienes de consumo.
La
necesidad de retirar dinero de manos de los especuladores no es tarea menor. Actualmente
la oferta monetaria en bolívares (M2) crece a un ritmo interanual del 62´9%.
Meses y meses de crecimiento desbocado hacen que actualmente, al tipo de cambio
de 6´3 bolívares/dólar, y con unas reservas internacionales de 22.238$
(noviembre) la demanda potencial de dólares sea 13 veces superior a su oferta
(en 2010 esa proporción era de sólo 2
a 1). Esto constituye una presión inaguantable sobre el
tipo de cambio que el gobierno del Maduro tiene que resolver.
La
tercera gran baza del gobierno bolivariano es la política tributaria. De
acuerdo con los datos de la OCDE la presión fiscal en Venezuela es muy inferior
a la del conjunto de América Latina (14´2% frente a 21´3%), e incluso
notablemente inferior a la de su vecina Colombia (20´1%). Hay margen para crear
nuevos tributos con un diseño progresivo que sirvan para contribuir a financiar
las políticas bolivarianas, penalizar las operaciones especulativas y
estabilizar el escenario macroeconómico.
Existe
en definitiva la urgencia de acometer el problema de la escasez, porque daña la
calidad de vida de los ciudadanos venezolanos y pone en riesgo la continuidad
de las políticas bolivarianas que tan buenos resultados han dado en el ámbito
social. Y existe la posibilidad de diseñar un menú de políticas económicas de
corto y medio plazo con las que resolver satisfactoriamente esa tarea sin tener
que acudir a programas de ajuste neoliberales (privatizaciones, despidos, etc).
La pelota está en el tejado del gobierno venezolano.
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