En
1931 Miguel Hernández marchó de su Orihuela natal rumbo a Madrid con la
intención de hacerse un hueco en el panorama literario. Consiguió
entrevistarse con Ernesto Giménez Caballero fundador y director de “La
Gaceta Literaria”, una de las publicaciones más prestigiosas de la
época. Además de no facilitarle acceso ningúno al mundo literario,
Giménez Caballero publicó unas notas en
tono jocoso en las que se aprecia la altanería y clasismo del sujeto:
“Gobierno de intelectuales: ¿no tenéis algún intelectual que esté como
una cabra para que lo pastoree este muchacho?”… Pero la Historia ha
puesto a cada uno en su sitio: Miguel Hernández poeta del pueblo,
encomiable ejemplo de superación personal, ha crecido hasta dimensiones
universales… mientras que Giménez Caballero decrecía como intelectual y
como persona, abrazando primero a la CEDA y después a la Falange, hasta
convertirse, en palabras de Paul Preston, en el “bufón de Franco”…
¿quién se acuerda hoy de Giménez Caballero?
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