En este artículo examinamos el impacto que la crisis iniciada con la
implosión de la “burbuja inmobiliaria” (1999 – 2007), ha tenido sobre
el consumo de alimentos por las familias españolas. La extraordinaria
duración e intensidad de la crisis económica iniciada en 2008, se ha
traducido en una contracción del Consumo Privado en general y, más
concretamente, del consumo de alimentos. En el periodo 2008 – 2013 el
gasto en alimentos ha registrado una contracción real del -19´6%. Entre
los alimentos cuyo consumo experimenta una mayor reducción encontramos
aquellos que suministran un mayor valor proteínico al consumidor y, en
general, alimentos frescos (carnes, pescados y frutas). Aumentan los
derivados lácteos, el azúcar y la mantequilla, probablemente utilizados
como sustitutivos de bienes de primera calidad (carnes y pescados
frescos). Incluso se ha operado una reducción en aquellos alimentos que
tradicionalmente han sido clasificados como “bienes inferiores”.
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Y también recomendamos: "Participaciones Preferentes: la nefasta experiencia española".
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