Rajoy afirma que la recuperación económica ya ha comenzado. Sustenta
tal afirmación en los datos recientes del PIB y la EPA. Dado que el año próximo
hay elecciones autonómicas y municipales, al gobierno le conviene insistir en
la idea de una mejoría económica para mejorar sus expectativas de voto. Sin
embargo los datos disponibles no justifican tanto optimismo.
En primer lugar debe tenerse en cuenta que los datos del PIB
trimestral son “estimaciones” y además
“provisionales”. Al contrario que el PIB anual, el PIB trimestral no se calcula
por procedimientos contables sino econométricos (estadísticos), por lo cual
siempre están sujetos a cierto margen de error derivado de la calidad de los
datos y del modelo econométrico utilizado. Tendremos que esperar hasta el 28 de
agosto para que el último dato ofrecido (+1´2% interanual) sea confirmado (o
no) por el INE.
En segundo lugar, aunque el dato llegase a confirmarse no implica necesariamente
que la recuperación se haya iniciado, ni siquiera que esté cerca. A título de
ejemplo tenemos lo ocurrido en el año 2011. En el primer trimestre el PIB
crecía a una tasa del 0´6%, encadenando tres trimestres consecutivos de
crecimiento positivo: todo parecía indicar que España había dejado atrás la
recesión. Sin embargo, ello no impidió que en el segundo trimestre de ese mismo
año se iniciase una nueva desaceleración que condujo a una contracción del
-2´1% en el primer trimestre de 2012 (véase Gráfico
1).
Gráfico 1
De hecho, existen otros datos que ponen en tela de juicio el alcance
de esta presunta recuperación, particularmente en lo que se refiere a la
evolución del crédito y del sector exterior.
No es posible un crecimiento sostenido sin una evolución dinámica del
crédito que permita expandir la demanda interna, particularmente en lo
referente a la adquisición de vivienda y bienes duraderos por parte de los
hogares. Y sin esa demanda las empresas no tienen razón para invertir en la
reposición y ampliación de bienes de equipo.
El crédito a familias y empresas lleva decreciendo en términos reales
(descontada la inflación) 40 meses consecutivos: los bancos se limitan a cobrar
lo que se les adeuda y no prestar, a pesar de los ingentes recursos a coste 0%
que les ha inyectado el BCE. Actualmente
(véase Gráfico
2) el crédito decrece a una tasa
real del -4´8% y no hay razón alguna para pensar que el ambiente financiero
pueda cambiar a mejor. De hecho el tasa de morosidad se encuentra en niveles
históricamente récord (13´4%, Gráfico
3). Y he aquí la “pescadilla que
se muerde la cola”: no habrá incremento del crédito si no se reduce a
morosidad, pero ésta ni puede reducirse sin un incremento del crédito que
reactive la economía y genere empleo y renta para las familias. Está claro que
la banca privada no va a romper ese círculo vicioso: a pesar de la ingente
cantidad de recursos públicos que se le han inyectado, y a pesar de los privilegios
que se le ha otorgado al sector (condonación total o parcial de participaciones
preferentes, subvención a la concentración de entidades, etc.), la banca
privada está instalada en una estrategia de “esperar y ver” que lastra la
recuperación económica.
Gráfico 2
Gráfico 3
Gráfico 4
Pero las posibilidades de exportar no dependen exclusivamente de los
precios de nuestros productos: influye y mucho la situación económica de nuestros
socios comerciales. Si las economías de los principales destinos de nuestras
exportaciones (Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña) se debilitan,
reducirán sus importaciones (nuestras exportaciones) y, como puede apreciarse
en el Gráfico
5, las exportaciones españolas
están mostrando un comportamiento cada vez más débil.
Gráfico 5
En tercer lugar, los datos sobre la evolución del mercado de trabajo
muestran que la creación de empleo en el II trimestre de este año (402.400
empleos) se caracteriza por su precariedad: puestos de trabajo temporales, a
tiempo parcial y muy concentrados en el sector hostelero y comercial; empleos
en definitiva de poco recorrido y que aportan escasa productividad a la economía.
El dato se explica en buena medida por la tardía celebración de la Semana Santa,
de modo que han coincidido en el mismo trimestre dichas festividades y el
comienzo de la campaña veraniega. El 53´6% de los empleos asalariados creados
son de duración temporal, y un 28´3% a tiempo parcial. El empleo creado se concentra
en la rama de “Hostelería” (38%), “Comercio” (14´3%) e Industria Alimentaria y
de Bebidas (4´5%), y Servicios de Mantenimiento de Edificios y Jardinería
(4´4%) actividades todas ellas de carácter estacional, con niveles salariales
reducidos. Se trata, en definitiva, de empleos que probablemente desaparecerán
con las vacaciones veraniegas y que en poco o nada alivian el dramático
problema de desempleo que sufrimos.
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