martes, 19 de agosto de 2014

Recuperación bajo sospecha en la economía española



Rajoy afirma que la recuperación económica ya ha comenzado. Sustenta tal afirmación en los datos recientes del PIB y la EPA. Dado que el año próximo hay elecciones autonómicas y municipales, al gobierno le conviene insistir en la idea de una mejoría económica para mejorar sus expectativas de voto. Sin embargo los datos disponibles no justifican tanto optimismo.

En primer lugar debe tenerse en cuenta que los datos del PIB trimestral son “estimaciones” y  además “provisionales”. Al contrario que el PIB anual, el PIB trimestral no se calcula por procedimientos contables sino econométricos (estadísticos), por lo cual siempre están sujetos a cierto margen de error derivado de la calidad de los datos y del modelo econométrico utilizado. Tendremos que esperar hasta el 28 de agosto para que el último dato ofrecido (+1´2% interanual) sea confirmado (o no) por el INE.

En segundo lugar, aunque el dato llegase a confirmarse no implica necesariamente que la recuperación se haya iniciado, ni siquiera que esté cerca. A título de ejemplo tenemos lo ocurrido en el año 2011. En el primer trimestre el PIB crecía a una tasa del 0´6%, encadenando tres trimestres consecutivos de crecimiento positivo: todo parecía indicar que España había dejado atrás la recesión. Sin embargo, ello no impidió que en el segundo trimestre de ese mismo año se iniciase una nueva desaceleración que condujo a una contracción del -2´1% en el primer trimestre de 2012 (véase Gráfico 1).


De hecho, existen otros datos que ponen en tela de juicio el alcance de esta presunta recuperación, particularmente en lo que se refiere a la evolución del crédito y del sector exterior.

No es posible un crecimiento sostenido sin una evolución dinámica del crédito que permita expandir la demanda interna, particularmente en lo referente a la adquisición de vivienda y bienes duraderos por parte de los hogares. Y sin esa demanda las empresas no tienen razón para invertir en la reposición y ampliación de bienes de equipo.

El crédito a familias y empresas lleva decreciendo en términos reales (descontada la inflación) 40 meses consecutivos: los bancos se limitan a cobrar lo que se les adeuda y no prestar, a pesar de los ingentes recursos a coste 0% que les ha inyectado el BCE.  Actualmente (véase Gráfico 2) el crédito decrece a una tasa real del -4´8% y no hay razón alguna para pensar que el ambiente financiero pueda cambiar a mejor. De hecho el tasa de morosidad se encuentra en niveles históricamente récord (13´4%, Gráfico 3). Y he aquí la “pescadilla que se muerde la cola”: no habrá incremento del crédito si no se reduce a morosidad, pero ésta ni puede reducirse sin un incremento del crédito que reactive la economía y genere empleo y renta para las familias. Está claro que la banca privada no va a romper ese círculo vicioso: a pesar de la ingente cantidad de recursos públicos que se le han inyectado, y a pesar de los privilegios que se le ha otorgado al sector (condonación total o parcial de participaciones preferentes, subvención a la concentración de entidades, etc.), la banca privada está instalada en una estrategia de “esperar y ver” que lastra la recuperación económica.




En cuanto al comportamiento del sector exterior, tampoco está insuflando mucho dinamismo a nuestra economía. Tradicionalmente las exportaciones han sido la vía por la que nuestra economía ha salido de la crisis. La mal llamada “devaluación interna” (es sólo una devaluación salarial) teóricamente debería contribuir a aumentar nuestras exportaciones ya que mejora nuestra competitividad externa. De hecho desde marzo de 2010 los costes laborales unitarios crecen a tasas negativas: el factor trabajo es cada vez más barato para la empresa, en una tendencia que, gracias a la crisis a la conjunción de crisis y reforma laboral continuará en los próximos trimestres (véase Gráfico 4).


Pero las posibilidades de exportar no dependen exclusivamente de los precios de nuestros productos: influye y mucho la situación económica de nuestros socios comerciales. Si las economías de los principales destinos de nuestras exportaciones (Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña) se debilitan, reducirán sus importaciones (nuestras exportaciones) y, como puede apreciarse en el Gráfico 5, las exportaciones españolas están mostrando un comportamiento cada vez más débil.


En tercer lugar, los datos sobre la evolución del mercado de trabajo muestran que la creación de empleo en el II trimestre de este año (402.400 empleos) se caracteriza por su precariedad: puestos de trabajo temporales, a tiempo parcial y muy concentrados en el sector hostelero y comercial; empleos en definitiva de poco recorrido y que aportan escasa productividad a la economía. El dato se explica en buena medida por la tardía celebración de la Semana Santa, de modo que han coincidido en el mismo trimestre dichas festividades y el comienzo de la campaña veraniega. El 53´6% de los empleos asalariados creados son de duración temporal, y un 28´3% a tiempo parcial. El empleo creado se concentra en la rama de “Hostelería” (38%), “Comercio” (14´3%) e Industria Alimentaria y de Bebidas (4´5%), y Servicios de Mantenimiento de Edificios y Jardinería (4´4%) actividades todas ellas de carácter estacional, con niveles salariales reducidos. Se trata, en definitiva, de empleos que probablemente desaparecerán con las vacaciones veraniegas y que en poco o nada alivian el dramático problema de desempleo que sufrimos.

[También recomendamos "La NAIRU y la pseudociencia neoliberal"]

No hay comentarios: